En un impactante suceso ocurrido en Queens, Nueva York (EEUU), una bebé de seis semanas, identificada Kiyanna Winfield, fue encontrada sin vida en su hogar con la cara mordida por un perro.
Lo que inicialmente parecía un ataque fatal contra la bebé de un perro cachorro pitbull, terminó revelando una historia más compleja.
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De acuerdo con lo reseñado por People y otros medios de comunicación, la autopsia confirmó que las heridas faciales causadas por el perro ocurrieron después del fallecimiento de la niña, descartando que el animal fuera responsable de su muerte.
La familia, devastada por la pérdida, sostiene que Kiyanna pudo haber fallecido por causas naturales, posiblemente relacionadas con un soplo cardíaco con el que nació.
El cachorro, llamado Bella, había sido adoptado por el padrastro de Kiyanna con la intención de entrenarlo como perro de servicio. Específicamente, para su hijo de dos años, quien tiene autismo y no es verbal.
Sin embargo, la tragedia cambió el destino del animal. El mismo fue retirado del hogar y trasladado a los Centros de Cuidado Animal de Nueva York para observación.
La madre de la bebé, Lillian Burton, relató el horror de despertar a primeras horas de la mañana y encontrar a su hija con parte de su rostro arrancado, un momento que describió como desgarrador.
“Vi que su cara había desaparecido y empecé a gritar”, expresó Burton.
La familia sostiene que Bella no actuó con intención de hacer daño, sino que pudo haber intentado ayudar a la bebé al percibir que tenía dificultades para respirar.
“Creemos que tal vez la bebé jadeaba. Así que el cachorro intentaba quitarse lo que tuviera en la cara para que pudiera respirar”, añadió el padrastro de la menor quien pidió no ser identificado.
Según una portavoz del médico forense, se están realizando estudios adicionales, incluido un análisis pediátrico completo, cuyos resultados podrían tardar semanas en estar disponibles. “En cuanto a la naturaleza de las lesiones faciales, son postmortem. Nos abstendremos de ofrecer más detalles”, señaló.
