La Navidad está cada día más cerca y millones de personas se preparan para las celebraciones de fin de año, un conjunto de actividades que están formadas por una sobrecarga sensorial y social, según expertos.
Andrea Abadi, médica psiquiatra, subrayó que la Navidad puede ser un verdadero reto para el cerebro infantil. Producto de la falta de autorregulación emocional, control inhibitorio y flexibilidad cognitiva, hay que tomar medidas preventivas.
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La experta detalló que el sistema nervioso de los niños opera distinto cuando hay hechos extraordinarios, como la Navidad. El sueño alterado, comidas diferentes y un ambiente ruidoso aumentan las posibilidades de desregulación.
«Los niños regulan mejor cuando se sienten seguros y acompañados. Un momento previo de conexión (juego breve, abrazo, charla) fortalece su ‘tanque afectivo’ y disminuye la activación del ‘cerebro de alarma’», expuso Abadi.
RECOMENDACIONES PARA NAVIDAD
La experta detalló que lo más importante en estos casos es conseguir la regulación. Esto se puede lograr al ofrecer opciones, habilitar pausas o acompañar a los niños a espacios más tranquilos, mientras que se respeta el espacio físico de los más pequeños.
Anticipación: Abadi precisó que, al explicar qué ocurrirá en la noche, disminuye la incertidumbre entre los niños. Así pues, se evita uno de los mayores detonantes de estrés durante la infancia.
Prevención: los padres deben tomar en cuenta la sobrecarga sensorial que viven los niños en Navidad. Algunas opciones son los elementos reguladores, como auriculares antiruido, o pequeños descansos.
Espacios de pausa: la Navidad se caracteriza por una gran cantidad de emociones. Si un niño comienza a sentirse desbordado o irritado, una breve salida al pasillo, balcón o patio ayuda a reorganizar el comportamiento.
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Ajustar expectativas: los padres deben buscar un ambiente manejable y seguro para los niños, quienes no tienen las mismas capacidades de regulación que los adultos ante las frustraciones.
Priorizar la comodidad: un aspecto crucial durante la Navidad es que los niños estén cómodos y en bienestar. Esto se consigue al tener ropa confortable, alimentos familiares y de su gusto y tiempos razonables de mesa.
La docta Abadi aseguró que la Navidad es un gran momento para compartir con los niños, pero tomando en cuenta que «su cerebro todavía está aprendiendo a regularse». «Menos exigencia y más conexión, a veces eso es todo lo que necesitan», acotó.
