El senador colombiano Miguel Uribe Turbay fue sometido a una nueva intervención quirúrgica tras el atentado que sufrió el pasado 7 de junio.
«De la mano de Dios, sostenido por la Virgen y con su ejército de ángeles y los médicos, Miguel dará un pequeño gran paso, un escalón más que deberá transitar para construir el camino de su recuperación», indicó su esposa María Claudia Tarazona.
En ese sentido, publicó la primera foto de su esposo desde el hospital. En la misma se observa la mano de Tarazona sobre el pecho del senador, que es miembro del partido derechista Centro Democrático.
Además, pidió a todos unirse en oración para que todo salga bien. «Se los pido con humildad y profundo agradecimiento. Ustedes son nuestra fortaleza, sentimos su amor y sus oraciones. Una vez más, las necesitamos», dijo en sus redes.
Tarazona le dedicó un mensaje a su hijo Alejandro. «Eres quien me mantiene firme, serena y con esperanza. En ti veo reflejado el infinito amor que tu papá siente por ti, en tus ojos veo a tu papá con su grandeza. También eres quien mueve lo más profundo de mi corazón, tus lágrimas me atraviesan y puedo decir, sin duda alguna, que me desgarran el alma», expresó.
«Contigo y tus hermanitas hemos aprendido a tener paciencia y a esperar el tiempo que sea necesario para que papá vuelva a nosotros. Gracias hijos, después de que pase esta tormenta, el sol volverá a brillar», apuntó.
Horas más tarde, Tarazona indicó que Miguel Uribe salió bien de la operación y se encontraba estable.
EL ATAQUE A MIGUEL URIBE
Miguel Uribe Turbay fue herido con dos disparos en la cabeza y uno en la pierna izquierda el 7 de junio cuando hablaba ante un grupo de seguidores, en un mitin de cara a las elecciones presidenciales de 2026, en el barrio bogotano de Modelia.
Ahora, el joven sicario de 15 años que disparó contra el dirigente de derecha, dio su testimonio del atentado. El medio Semana pudo conocer los impactantes relatos del agresor.
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El menor de edad narró que quien lo buscó y contrató para la «vuelta» era alguien a quien describió como «el patrón del barrio y el jefe de la olla». En su declaración, aclaró que era gente «muy peligrosa» y que necesitaba que protegieran a su abuela, la única persona que se ha preocupado por él.
En ese sentido, el adolescente mencionó que el jefe de la olla manda en su barrio e incluso podía matar a su abuela. Además, comenzó a proporcionar detalles de las personas involucradas y cómo opera la organización criminal de la que formaba parte. Señaló que solo trabaja para el jefe como jíbaro y reconoció que es de las pocas personas que han podido acceder a él, ya que son contados en su barrio quienes conocen su identidad.