Durante más de dos décadas, Leandro de Souza fue conocido como el hombre más tatuado de Brasil. Con el 95% de su piel cubierta por más de 170 tatuajes se convirtió en un personaje inconfundible en eventos y en la vida pública.
Sin embargo, a los 35 años, el fotógrafo oriundo de Bagé, una ciudad fronteriza con Uruguay, decidió borrar ese pasado con la misma determinación con la que alguna vez lo construyó, sometiéndose a un arduo tratamiento con láser para eliminar cada una de las marcas que lo acompañaron desde su adolescencia.
Según reseñó Infobae, la decisión está íntimamente ligada a un giro espiritual y personal. Tras una década marcada por las adicciones y la inestabilidad emocional, De Souza encontró en la fe evangélica un nuevo propósito.
“Hice mi primer tatuaje a los 13 años. En ese momento eran expresiones de lo que yo idolatraba: Guns N’ Roses, Nirvana, Metallica… las bandas que marcaron mi juventud”, relató al medio brasileño G1.
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La historia de Leandro de Souza está atravesada por momentos oscuros, marcados por un divorcio, excesos de drogas y alcohol. “No soportaba la vida que llevaba. Me transformé en una atracción, como un animal de circo”, reconoció el brasileño.
Sumergido en una sensación de vacío, el hombre más tatuado de Brasil decidió buscar refugio en un albergue municipal donde conoció a personas que lo introdujeron en el evangelismo, una experiencia que, asegura, cambió por completo su perspectiva.
“El primer paso es aceptar que no puedes hacerlo solo, que eres un adicto. Decidí cambiar porque encontré algo más grande que yo mismo. Ahora predico y busco transmitir esperanza”, confesó.
Dos años después de aquella decisión, De Souza no solo abandonó el consumo de drogas y alcohol sino que también dedica su tiempo a predicar en comunidades y prisiones, compartiendo su testimonio con padres e hijos.
EL PROCESO PARA ELIMINAR LOS TATUAJES
Hasta ahora, Leandro de Souza ha completado cinco sesiones de láser, de las ocho que se requieren. Cada una dura entre 30 y 40 minutos y se realiza cada tres meses. “Duele mucho más que hacerlos. Tres veces más, incluso con anestesia”, admitió.
En abril de 2024, Leandro celebró su cumpleaños con una doble victoria: además de cumplir 35 años, conmemoró un año libre de drogas y cigarrillos.
Su cuerpo comienza a recuperar su aspecto natural poco a poco y aunque todavía tiene marcas de sus tatuajes, al día de hoy parece un hombre totalmente distinto a cómo le conoció el mundo.