Las recientes transcripciones judiciales del caso de Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein han vuelto a poner en primer plano la magnitud del abuso de menores que ambos perpetraron durante décadas.
La publicación de estos documentos, ordenada bajo la Ley de Transparencia de Archivos Epstein, revela con mayor detalle cómo operaba la red de captación, manipulación y explotación sexual que afectó a niñas y mujeres jóvenes, muchas de ellas vulnerables y en situaciones de necesidad emocional o económica.
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Las transcripciones del gran jurado muestran el rol central de Maxwell en la estructura de abuso, según el testimonio de agentes del FBI, que describieron cómo ella reclutaba, preparaba y facilitaba el acceso de Epstein a menores de edad.
Los documentos detallan que Maxwell no solo actuaba como intermediaria, sino que también participaba activamente en la manipulación emocional de las víctimas, generando un ambiente de aparente confianza que luego era utilizado para someterlas a situaciones de explotación sexual.
De hecho, estos testimonios fueron clave para su condena en 2021 por tráfico sexual. Epstein, por su parte, nunca fue a juicio. Lo arrestaron en julio de 2019 por cargos de tráfico sexual y se suicidó un mes después en su celda en una cárcel federal de Manhattan.
Además, los registros revelan cómo la pareja utilizó su posición social, sus conexiones y poder económico para blindarse durante años.
Las transcripciones muestran que las víctimas eran seleccionadas cuidadosamente y Maxwell desempeñaba un papel estratégico en identificar a adolescentes susceptibles, muchas veces prometiéndoles oportunidades laborales, apoyo económico o mentoría, solo para luego introducirlas en un ciclo de abuso sistemático.

ASÍ ACTUABAN
En las transcripciones recientemente divulgadas, un agente federal relató el testimonio de una mujer que aseguró haber conocido a Epstein y a Ghislaine Maxwell cuando tenía 14 años, durante un campamento de arte en Michigan en 1994.
Registros de vuelo confirmaron que ambos visitaron la escuela que patrocinaba el campamento, ya que Epstein figuraba como donante.
Según el agente —cuyo nombre fue suprimido en los documentos— la adolescente tuvo un encuentro casual con Epstein y Maxwell.
Al enterarse de que vivía en Palm Beach, Epstein comentó que solía otorgar becas a estudiantes y le pidió su número de teléfono.
Tiempo después, ya de regreso en Florida, la joven visitó la mansión de Epstein junto a su madre para tomar té.
La madre quedó impresionada por las supuestas oportunidades educativas que Epstein decía ofrecer. Esto, al punto, de describirlo como un “padrino”, de acuerdo con el testimonio del agente.
A partir de entonces, la adolescente comenzó a frecuentar la propiedad con regularidad. El agente explicó que Epstein y Maxwell la fueron “preparando” mediante regalos, salidas al cine y el pago de clases de canto.
Epstein también le daba dinero con la instrucción de entregarlo a su madre, quien atravesaba dificultades económicas. Aunque la joven percibía que la relación era extraña, Maxwell se encargaba de normalizarla. Lo hacía presentándose como una especie de “hermana mayor” y diciéndole que “esto es lo que hacen los adultos”.
El relato se vuelve más perturbador cuando la joven contó que un día vio a Maxwell en topless junto a la piscina. Al confesar que quería ser actriz y modelo, Epstein le aseguró que era amigo cercano de la dueña de Victoria’s Secret y que debía aprender a sentirse cómoda en ropa interior.
Cuando la adolescente le preguntó qué significaba eso, Epstein la sentó en su regazo y se masturbó, según el testimonio del agente. A partir de ese momento, los encuentros comenzaron a incluir contacto sexual, especialmente en la sala de masajes de la residencia.

