En un preocupante giro del crimen organizado, una nueva pandilla venezolana conocida como “Anti-Tren” ha comenzado a expandirse en EEUU, generando alarma entre las autoridades y expertos en seguridad.
Compuesta principalmente por exintegrantes del Tren de Aragua, esta organización busca diferenciarse por su brutalidad y métodos de operación, lo que ha llevado a algunos analistas a considerarla aún más peligrosa que su predecesora.
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Según una acusación federal revelada en abril, al menos 21 miembros del “Anti-Tren” han sido identificados como responsables de redes de narcotráfico y prostitución en Nueva York.
Además, las autoridades han señalado que el grupo se involucra en tráfico sexual de mujeres venezolanas. Igualmente, en robos a mano armada y asesinatos selectivos para consolidar su control territorial.
De hecho, la pandilla ha demostrado una estrategia agresiva, atacando incluso a miembros del Tren de Aragua en una lucha por el dominio criminal.
Expertos en seguridad han advertido que el “Anti-Tren” está expandiendo sus operaciones hacia zonas rurales de EEUU, donde la presencia policial es limitada y la rentabilidad criminal es alta.
Robert Charles, exfuncionario del Departamento de Estado, señaló que este grupo busca maximizar sus ganancias con el menor riesgo posible. Esto, aprovechándose de comunidades vulnerables y de la falta de infraestructura de seguridad en áreas remotas.
“He leído algunos informes que sugieren que este grupo disidente está tratando de distinguirse siendo más violento”, afirmó durante una entrevista a Fox News.
“Creo que ahora mismo sus cifras son relativamente modestas. Si lo ignoras, finges que no es importante y lo apaciguas en lugar de disuadirlo, sin duda crecerá. Es la naturaleza misma del crimen”, advirtió.
En este sentido, el crecimiento de esta pandilla ha generado preocupación entre las agencias de seguridad. En concreto, temen una escalada de violencia similar a la de organizaciones como la MS-13.
La lucha interna entre el “Anti-Tren” y el Tren de Aragua podría desencadenar enfrentamientos aún más sangrientos en ciudades clave. Esta situación afectaría la estabilidad de comunidades ya golpeadas por el crimen organizado.
A medida que las autoridades intentan contener la expansión del “Anti-Tren”, el debate sobre cómo enfrentar el crimen transnacional se intensifica en EEUU. Ahora se teme que las políticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sean todavía más agresivas.
Lo cierto, es que la evolución de esta pandilla plantea un desafío urgente para los cuerpos de seguridad y la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado. La pregunta que queda es si EEUU podrá frenar su avance. Lo más importante, antes de que se convierta en una amenaza aún mayor que el propio Tren de Aragua.