Por María Laura García
Actualmente la mayoría podemos sentirnos saturados, muy cansados mental y físicamente. No es para menos, la necesidad de tener varios trabajos, las preocupaciones, la ansiedad por la incertidumbre de los problemas socioeconómicos más la inflación campante; el separarnos de nuestros seres queridos, tener una enfermedad y la falta de recursos para atenderla; educar a nuestros hijos en una sociedad en la cual los valores están cambiando tanto que no sabemos cómo explicar qué es lo bueno y lo malo y, paren ustedes de enumerar, y todo esto, nos mantiene en un “border-line”. Entonces, es como demasiado pretender no agotarnos más de lo debido porque para mantenernos en pie tenemos que cumplir con muchas exigencias que nos llevan a vivir muy acelerados y con poco margen para el descanso.
Pero lo peor no es todo lo anterior, lo negativo es que ya no se trata de la excepción sino más bien, vivir así es la norma. El común denominador es estar bloqueados mentalmente, pero por ello, hay que aprender a controlar la situación y hasta mitigarla, para no colapsar y enfermarnos.
Con la empatía que esto despierta en mí, porque me pasa, voy a tratar de darte claves para entender los avisos o señales y así, evitar llegar al límite. La idea es poder recuperarnos o evitar el colapso mental, retomando el control.
¿Cuáles son las señales de alarma?
Tu colapso puede tener un origen meramente emocional y no físico, pero lo normal es que ocurra cuando tu mente y cuerpo están completamente exhaustos, es decir, cuando experimentas: desmotivación, problemas de atención, aislamiento, dificultad para concentrarte y pensar, incluso, a veces, parece que llegaste al límite de tus fuerzas y no eres capaz de hacer nada.
Amigos, yo en varias oportunidades, he llegado a este límite, sintiendo que no puedo más, por eso hay que vigilar los síntomas.
Me ha pasado que: se me olvida todo, me cuesta iniciar tareas simples, al punto de que algo que antes era rutinario no encuentro como como comenzarlo, hacerlo o resolverlo. Siento que estoy muy cansada, sin ganas y no quiero seguir. Me siento desenfocada y sin orden. Además, experimento mucho dolor muscular, fatiga extrema, problemas al dormir y hasta taquicardias.
Todas ástas son señales claras de que podemos estar cerca del colapso mental, también conocido como ataque de nervios o “mental breakdown”. En síntesis: nuestro cuerpo y mente no están diciendo ¡basta! ¡Detente para evitar males mayores!
Todo lo que te enumeré significa que, el cerebro no puede responder con efectividad a las demandas ya no tan cotidianas porque detecta que ya tiene suficiente. Entonces es momento de pedir ayuda, organizarte mejor, priorizar y hacer algo que te ayude a lidiar con la presión porque de igual manera no estas siendo efectivo, y no hay diferencia entre detenerte un momento o seguir sin ser tener tus recursos físicos y emocionales al 100%.
¿Qué es un colapso?
Insisto, el colapso para todos puede ser inminente, porque el estrés de la vida misma, en nuestro siglo, genera un agotamiento físico y mental en el que el cansancio es cada vez más grande y el desgaste del estado de ánimo es una constante y es cada vez mayor. El bloque o colapso mental, suele aparecer como respuesta normal o lógica de un estado de estrés intenso que pareciera ser la norma para un organismo que no se ha blindado o preparado para ello.
El colapso ocurre cuando, “no podemos atacar ni huir” o lo que es lo mismo, cuando el cerebro no puede responder con efectividad a una demanda que viene del exterior porque detecta que ya tiene suficiente y no puede dar más, entonces se bloquea y el cuerpo también se ve imposibilitado de dar respuestas a acciones que habitualmente hacemos.
“La mente y el cuerpo están completamente exhaustos” porque contantemente esta enfrentado situaciones de alta complejidad cognitiva, de gran sobre estimulación y velocidad, que nos demandan mayores cantidades de energía y esto acaba pasando factura en nuestro organismo. Por ejemplo, la sensación de sobrecarga puede surgir cuando, como los que vivimos en Venezuela, hemos estado expuestos a continuas experiencias adversas o traumáticas, situaciones estresantes o difíciles de procesar, o una gran cantidad de información muy rápida o episodios que acarreen una alta carga emocional”,
El colapso mental es una reacción de defensa, muy útil porque si no tuviéramos esa reacción de estrés agudo, de bloquearnos u obligarnos a parar, no lo haríamos, y eso podría desencadenar, como ya les dije, enfermedades o poner en peligro incluso nuestra vida. Así que es bueno considerar que el colapso mental sea una advertencia que hay que tomar en serio”.
Ante esta situación es necesario parar y rendirse, porque debemos respetarnos y considerar nuestras capacidades, más ser condescendientes entendiendo la ansiedad y estrés.
Has dicho en algún momento: “he estado tan mal que me he visto obligado a parar”. Yo sí, y es que el colapso mental bloquea y paraliza. Pero antes de llegar a ese punto, el cuerpo te avisa, repito:
- Disminución de la motivación,
- Problemas de memoria y atención.
- Negatividad, apatía, tristeza y frustración.
- Cambios bruscos en el estado de ánimo y aislamiento
- Un excesivo cansancio mental o la sensación de no poder pensar, razonar o tomar decisiones sencillas.
- Se puede sentir taquicardia o presión en el pecho.
- Fatiga extrema, problemas digestivos, dolor muscular.
- Falta de aire, mareos y dolores de cabeza
- Problemas para dormir, pesadillas o insomnio o el otro extremo, exceso de sueño.
- Agotamiento y sensación de lentitud en los movimientos.
Todo lo anterior, sean todas las manifestaciones o muchas de ellas las que estés experimentando, representa una señal de que debes parar y reorganizarte de alguna manera. Cuando el ritmo de vida que llevas es tan frenético que nuestro cuerpo no lo puede seguir, se libera un exceso de neuroquímicos como la adrenalina y el cortisol, los cuales están relacionados con el estrés y que están allí para contribuir a tu sobrecarga mental y corporal.
Por consiguiente, es imperante que determines cuáles son los factores que te están provocando los mayores niveles de cansancio y agotamiento para poder trabajarlos con base a resolver problemas concretos siendo estratégico, porque estoy segura que muchas cosas no puedes dejar de hacerlas.
Así que comienza por algo simple, como lo es dedicarte un poquito de tiempo a ti mismo, pero además ni se te ocurra fingir que todo está bien cuando realmente estás mal, hay que saber apoyo en los que nos rodean e incluso buscar un servicio psicológico profesional en el caso de que hayas colapsado. Esto te permitirá adquirir herramientas y técnicas para superar cada etapa de desmadre que nos toca atravesar en estos tiempos y poder hacer frente a las situaciones antes de que estas nos sobrepasen.
Habla, habla y vuelve hablar sobre cómo te sientes, los que te rodean te pueden dar ideas sobre cómo rendir mejor el tiempo y hasta te pueden dar soluciones, pues dos cabezas piensan más que una.
Evita echarte la culpa o sentirte culpable por reconocer u aceptar que no puedes, recuerda que eres un ser humano, no Dios y, mantén la calma, en esto, realizar ejercicios de mindfulness o técnicas de relajación o de respiración son mis infaltables, de hecho, ya en otros de mis artículos te he dado más trucos para regalarte un poco de paz en medio de la tormenta.
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