Por María Laura García
A los seres humanos nos cuesta asumir o encontrar la justificación al dolor, tanto que cuando pensamos en ese dolor o adversidad, estoy segura que la primera palabra que, a la mayoría, se nos viene a la mente es “injusticia” pues creemos no merecer eso negativo que sucede. Solo pensamos merecer lo bueno.
Precisamente, esto es lo que hace que la adversidad, generalmente se convierta en un molesto acompañante que no esperamos y que seguramente tocará a nuestra puerta sin previo aviso, cada cierto tiempo, por no decir todos los días, porque nada pasa de manera perfecta y mucho menos 100% como lo planificamos, entonces, es esencial aprender, desde pequeños, a lidiar con la frustración ante los imprevistos, es decir, a reflexionar, buscar los por qué, si los hay, para aceptar y accionar, ya sea para salir del bache o para no cometer los mismos errores.
Todos tendremos etapas en las cuales parecerá que todo va mal, en las cuales lo vemos todo gris y no divisamos la luz al final del túnel, ante lo cual podemos desanimarnos y hasta deprimirnos, pero debemos trabajar duro en nosotros y las circunstancia para no quedarnos en las tinieblas, seducidos por esa oscuridad que nos invita y permite inspirar lástima para sentirnos queridos.
Estoy convencida que muchas veces, ese sufrimiento se convierte en un canal de APRENDIZAJE, casi siempre más expedito y efectivo que la misma felicidad.
Una vez leí: “Abrazar la realidad, vivirla, asimilarla, sufrirla e interiorizarla son claves para la solución”. La madurez te permite entender que siempre hay un más allá y que todo pasa, nada es eterno, ni lo bueno, ni lo malo y, esto es y será nuestro mayor consuelo en esos momentos adversos.
No hay superación posible sin aceptación …
La mejor manera de superar el dolor es hacerle frente al sufrimiento. La diferencia entre alguien que sabe superar sus problemas enfrentándolos y aquel que no logra salir del hueco, es que la primera persona DECIDE o ELIGE ser una cosa u otra, a pesar de sus circunstancias, es decir, tiene control de sí lo que le da herramientas para encontrarle un sentido a la adversidad, y convertir sus tragedias en un logro, mas es una gran forma de lograr la superación individual.
Acción es igual a superación…
Lo que hacemos a diario dará pie, si ese es nuestro propósito, a una mejor versión de nosotros mismos. Por consiguiente, si ante lo que ocurre, no te bloqueas que es la tendencia de muchos y, decides reflexionar para luego ponerte en movimiento, será mucho más sencillo sobreponerte a los “baches” naturales de la existencia.
El detenerse no está mal, lo malo es quedarse en esa paralización pues en teoría ese espacio de quietud sirve para pensar en cuál es la mejor forma de abordar el asunto negativo, pero además debemos hacerlo entendiendo que todos tenemos un por qué o por quién vivir, varias razones que nos motivarán a seguir adelante diariamente y que además dan sentido a cada segundo de nuestra existencia. Así que pensando en ello “manos a la obra”.
Finalmente, ya lo sabes: el cómo reaccionamos ante las condiciones que no podemos cambiar únicamente depende de ti y de mí.
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