De no tener mucho que comer en Venezuela a cantar ópera: La emotiva historia un venezolano que brilla en Zúrich

Angel David Quintero
6 Min de Lectura
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Ópera

El tenor venezolano Luis Magallanes se ha convertido en un ejemplo de superación, luego de conseguir grandes éxitos y reconocimientos en el coro de la Ópera de Zúrich en Suiza tras verse obligado a salir de Venezuela por la grave crisis económica del país.

Nacido en el estado Guárico desde joven probó como trompetista, bajista, carpintero, entrenador de gimnasio, profesor de música y finalmente cantante de ópera. No obstante la crisis económica en el país lo afectó severamente.

«Cuando recibo mi pago voy al mercado y lo único que puedo comprar con eso es 400 gramos de carne molida. Tienes que irte a dormir o hacer otra cosa para olvidar que tienes hambre. En ese momento es que pienso en salir», comentó a la BBC.

Hace solo siete años, debido a la precariedad en la que vivía, Luis tuvo que salir del país. En ese momento, no sabía si tenía que dejar atrás su sueño de ser un cantante lírico o en lugar de eso viajar a Argentina para trabajar en una carnicería, una de las pocas alternativas de empleo que tenía aseguradas. «Pero no quería dejar de cantar. Yo no quería que se apagara mi voz», expresó.

Finalmente se decidió por intentar seguir sus sueños y dedicarse a la música. «Yo aprendí a tocar varios instrumentos y el amor por la música clásica en El Sistema», dice Luis.

Para eso, se puso a escribirle a famosos del mundo musical en Venezuela que estuvieran fuera del país y que pudieran ayudarlo.

Uno de sus mensajes lo envió a la pianista venezolana Gabriela Montero, la misma que tocó en la toma de posesión de Barack Obama de 2009 junto a nombres como Itzhak Perlman y Yo Yo Ma, la que este año lo hizo frente al Papa León XIV y, hace días, en la entrega del Nobel de la Paz a María Corina Machado, en Oslo.

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Magallanes le escribió en 2013, pero ella no vio el mensaje hasta 2016. En ese entonces, el cantante de ópera confesó que estaba muy sorprendido. «Yo no lo podía creer, me pide una grabación o algo donde me pudiera escuchar».

Al respecto, Montero contó que le pasó el audio a su esposo para que lo escuchara, quien también es cantante de ópera, y le dijo: «Este muchacho tiene lo que no se puede enseñar, hay que ayudarlo».

SU VIAJE PARA SALIR DE VENEZUELA 

Posteriormente, le pidieron un video cantando con piano, el cual no pudo enviar hasta julio de 2017 cuando pudo pagar un viaje a Caracas para hacerlo. Con ese video iniciaron una campaña de recaudación de fondos con el que rápidamente cumplieron sus objetivos, por lo que pudieron mandarle dinero para el pasaje para España.

«Solo cuando el avión despegó caí en cuenta de que estaba dejando mi país tal vez para siempre. Y lo sentí en las piernas», indicó.

Montero acotó que una vez que llegó a Barcelona, España, Gabriela preparó una cena e invitó a varios amigos para que conocieran a la voz que los había impresionado en el video. Aunque, en medio de la comida, Luis pidió disculpas y se retiró.

«Me apabulló todo, la culpa de ver tanta comida junta, mientras mi familia se moría de hambre en Venezuela. Yo no podía disfrutar de eso. Me fui a llorar a un cuarto», contó el hombre.

Posteriormente, al realizar una audición en Valencia para poder dedicarse a la ópera, no quedó entre los seleccionados.

Sin embargo, Gabriela Montero acotó que «estaba demacrado. Parecía un fantasma. Era muy difícil. A pesar del talento de Luis, la principal herramienta de un cantante lírico es su cuerpo. Y él había llegado muy apabullado por la crisis».

«Luego probamos en una academia en Irlanda y ellos deciden darme una beca de dos años, pero me niegan la visa y se derrumba otra vez todo», contó Luis.

«Ya pensaba tener que regresar a Venezuela». No obstante, le escribieron al ministro de Justicia de ese país, quien tras conocer la historia y sin conocerlos en persona, decide que va a aprobar la visa.

Finalmente, tras los dos años en Dublín, una de las directoras artísticas de la Opernhaus de Zúrich lo escuchó cantar y le ofreció un puesto permanente en el coro de la ópera.

Por lo que arribó a Zúrich en 2020, y lleva el tricolor de Venezuela en alto.

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