En una semana marcada por la parálisis institucional, el Senado de Estados Unidos volvió a rechazar dos propuestas presupuestarias —una presentada por los republicanos y otra por los demócratas— que buscaban poner fin al cierre parcial del Gobierno federal.
De acuerdo con medios estadounidenses, ninguna logró alcanzar los 60 votos necesarios para avanzar, lo que prolonga el estancamiento político y deja en suspenso el funcionamiento de múltiples agencias gubernamentales.
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La propuesta republicana obtuvo 44 votos a favor y 54 en contra, mientras que la demócrata recibió 46 apoyos frente a 52 rechazos.
Este patrón de votación refleja la profunda división entre ambas bancadas, que ya se había evidenciado en intentos previos durante la semana.
El cierre, que comenzó este miércoles, amenaza con extenderse durante el fin de semana, sin nuevas votaciones previstas hasta la próxima semana.

¿POR QUÉ NO HAY UN ACUERDO?
El núcleo del desacuerdo gira en torno a los niveles de gasto y la renovación de beneficios sanitarios. Es decir, el enfrentamiento se centra en la exigencia demócrata de ampliar los beneficios de salud, frente a la propuesta republicana de aprobar una ley provisional que reabra el gobierno manteniendo los niveles de gasto actuales.
Esta pugna ha convertido el Senado en un campo de batalla presupuestario, con millones de ciudadanos afectados por la falta de servicios.
En paralelo, el presidente Donald Trump ha intensificado la presión sobre sus rivales políticos, congelando fondos destinados a ciudades demócratas como Chicago y amenazando con despidos masivos en la administración federal. Estas acciones han sido calificadas por líderes opositores como tácticas de coerción que perjudican directamente a trabajadores y comunidades vulnerables.
¿CUÁL ES EL IMPACTO ECONÓMICO?
Lo cierto, es que el cierre gubernamental acarrea un fuerte costo económico. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que alrededor de 750.000 empleados federales serían enviados a casa sin recibir salario, lo que implica una pérdida cercana a los 400 millones de dólares diarios en sueldos y una merma en la demanda de bienes y servicios.
Durante la sesión informativa del viernes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, advirtió que, como consecuencia directa de la paralización, familias de militares ya se habían visto obligadas a recurrir a bancos de alimentos tras la suspensión de sus pagos.
Vale destacar, que un total de 14 cierres parciales del Gobierno se han registrado desde 1981, la mayoría de los cuales duraron solo unos días.
El último cierre fue también el más extenso: se prolongó 35 días entre 2018 y 2019 por una disputa migratoria en el primer mandato de Trump.
Lo cierto, es que el cierre administrativo no solo afecta a los servicios públicos, sino que también tiene repercusiones concretas en la economía, vida cotidiana y seguridad nacional. A medida que pasan los días, crece la presión sobre los legisladores y la administración Trump, en un contexto de incertidumbre y ausencia de acuerdos.