El estado de Oregon atraviesa un brote histórico de tos ferina, también conocida como pertussis, que ha superado todas las marcas registradas desde mediados del siglo XX en los Estados Unidos.
De acuerdo con el reporte más reciente de la Oregon Health Authority (OHA), el 10 de diciembre se alcanzó un récord sin precedentes: 1.475 personas fueron diagnosticadas con tos ferina entre enero y esa fecha.
Esta cifra supera el máximo histórico de 1950, cuando se habían contabilizado 1.420 casos. El repunte comenzó en la primavera de 2024 y se ha intensificado durante 2025, reflejando una tendencia nacional que también preocupa a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Según las autoridades, la crisis sanitaria afecta principalmente a niños pequeños, adultos mayores y mujeres embarazadas, grupos considerados de mayor vulnerabilidad.
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Las autoridades locales advirtieron que la situación exige reforzar la cobertura de vacunación, pues el incremento de casos mantiene en alerta a epidemiólogos y responsables de salud pública en todo Estados Unidos.
Un aspecto preocupante, es que la vacuna Tdap, recomendada para niños, adultos y especialmente mujeres embarazadas, ha visto reducida su cobertura en los últimos años.
Según la OHA, esta baja inmunización ha elevado el riesgo de transmisión hacia recién nacidos y personas sin defensas, lo que explica la magnitud del brote y la rapidez con la que se propagó en comunidades escolares y urbanas.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
La tos ferina comienza con síntomas similares a los de un resfriado común, como fiebre leve, secreción nasal y tos. Sin embargo, la enfermedad progresa hacia episodios de tos severa, caracterizados por ataques violentos y un sonido agudo al intentar respirar, conocido como whoop.
En los bebés, la enfermedad puede ser especialmente grave, ya que uno de cada tres infectados menores de un año requiere hospitalización, y uno de cada 100 fallece debido a complicaciones.
Los expertos han señalado que la disminución en las tasas de vacunación podría estar contribuyendo al aumento de casos. La vacuna contra la tos ferina, incluida en las fórmulas DTaP y Tdap, es la principal herramienta de prevención.
Es por ello, que los CDC recomiendan que los niños reciban cinco dosis de DTaP en sus primeros años de vida, seguidas de refuerzos en la adolescencia y la adultez.
El uso temprano de antibióticos, como azitromicina, claritromicina o eritromicina, puede reducir la gravedad de los síntomas y acortar el período de contagio. Además, los especialistas recomiendan medidas preventivas como evitar el contacto cercano con personas infectadas y garantizar que los bebés y mujeres embarazadas reciban la vacuna adecuada.

