La historia de Megan Blain, una joven británica de 18 años, ha sorprendido al internet, puesto que parece ser adicta al bronceado. A pesar de sufrir náuseas y tener consecuencias en la piel, está renuente a abandonar el uso de las camas solares.
@meganblainxo
Megan ganó relevancia en redes sociales gracias a un video viral en el que revela los riesgos del exceso de bronceado. La joven relató que buscaba un tono de piel más oscuro, incluso a sabiendas de los daños que genera a su salud.
La joven explicó al medio británico Daily Mail que comenzó a usar las camas solares a los 16 años para verse bronceada todo el año. «Empecé a ver los resultados y cómo me hacía lucir bien, así que comencé a ir más seguido», recordó Megan.
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Con el paso de las semanas, abandonó los productos de autobronceado y empezó a usar prácticamente todos los días las camas de bronceado. Además, decidió inyectarse productos o emplear aceite de bebé para intensificar el color de la piel.
MEGAN: «SOLO EMPEORA»
La joven reconoció que se obsesionó con las camas de bronceado, aunque no tenía mucho conocimiento de ellas. Al comenzar a ver manchas, Megan redujo las sesiones de bronceado a solo cuatro a la semana.
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«La adicción solo empeora. No recomendaría a nadie usar camas solares», expuso Megan. «He notado lunares en mi espalda, mis manos… Tengo lunares por todas partes, pero se obtienen lunares por las camas solares. No sabía si los lunares eran cancerosos», acotó.
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Megan reconoció que una gran marca en su abdomen aumentó su preocupación por tener un melanoma, pero no ha buscado atención especializada. «He intentado ir al médico como cinco veces, pero me quedo congelada en la puerta», aceptó.
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La joven afirmó que esta adicción le ha provocado náuseas y, en ocasiones, tiene problemas para comer. «Estoy atrapada en un ciclo de abuso de camas solares y de inyecciones para broncearme, que me hacen sentir mal», añadió.
Megan reconoció que su apariencia ha provocado reacciones constantes y ha sido objeto de burlas tanto en Internet como en espacios públicos. Sin embargo, todavía «no se puede imaginar no usando las camas solares».