El presidente de EEUU, Donald Trump, anunció este lunes, 11 de agosto, que el Gobierno federal asumirá el control directo de la Policía Metropolitana de Washington D.C. y desplegará a la Guardia Nacional en la capital.
«Estoy desplegando la Guardia Nacional para ayudar a restablecer la ley, el orden y la seguridad pública en Washington, D. C. (…) Nuestra capital ha sido tomada por bandas violentas y criminales sanguinarios», declaró el mandatario desde la Casa Blanca, rodeado de funcionarios de su Gobierno, entre ellos el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y la fiscal general, Pam Bondi.
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“Estoy invocando oficialmente la sección 740 de la Ley de Autogobierno del Distrito de Columbia —ustedes saben lo que es— y poniendo al Departamento de Policía Metropolitana de Washington bajo control federal directo”, sostuvo.
Bondi ahora supervisará directamente a la policía local. Además, el presidente nombró al director interino de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Terry Cole, como comisario de la ciudad.
Según el mandatario, se desplegarán inicialmente 800 efectivos de la Guardia Nacional, con posibilidad de aumentar el número si la situación lo requiere.
La decisión ha generado una fuerte polémica, especialmente porque las estadísticas oficiales indican que la delincuencia violenta en Washington alcanzó su nivel más bajo en tres décadas durante 2024.
A pesar de ello, Trump describió la ciudad como “tomada por bandas violentas y criminales sanguinarios” y prometió una “limpieza rápida” que incluirá el desalojo de campamentos de personas sin hogar y medidas severas contra la delincuencia juvenil.
Críticos señalan que esta intervención forma parte de una estrategia más amplia del presidente para ejercer control sobre ciudades gobernadas por demócratas, utilizando el poder ejecutivo para intervenir en asuntos tradicionalmente locales.
Trump, por su parte, desestimó estas acusaciones y aseguró que su objetivo es “rescatar” a Washington y replicar el modelo en otras urbes del país. “No vamos a perder nuestras ciudades por esto”, declaró, insinuando futuras acciones similares en otras ciudades como Nueva York y Chicago.