Un menor de edad falleció en Carolina del Sur (EEUU) tras contraer una infección cerebral provocada por la ameba Naegleria fowleri, un organismo unicelular conocido por causar la devastadora meningoencefalitis amebiana primaria (PAM).
El caso fue confirmado por voceros del Prisma Health Children’s Hospital-Midlands, marcando el primer fallecimiento por esta causa en el estado desde 2016.
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La infección, aunque extremadamente rara, tiene una tasa de letalidad superior al 97 %, lo que la convierte en una de las enfermedades más letales conocidas.
Las autoridades sanitarias indicaron que la exposición al patógeno probablemente ocurrió en el lago Murray, durante actividades recreativas en agua dulce templada.
La ameba ingresa al cuerpo exclusivamente por la nariz, generalmente cuando el agua contaminada entra con fuerza durante prácticas como buceo o saltos acuáticos. Una vez dentro, el microorganismo atraviesa la barrera hematoencefálica y ataca el tejido cerebral, causando inflamación severa y rápida degeneración neurológica.
Durante una conferencia de prensa, la doctora Anna-Kathryn Burch, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas, subrayó la rapidez con la que progresa esta infección.
“Más del 97 % de los casos desde los años sesenta han terminado en muerte”, afirmó.
La ameba no representa peligro si se ingiere ni se transmite entre personas, pero su presencia en cuerpos de agua dulce cálida durante el verano aumenta el riesgo de exposición.
Este caso se suma a otro ocurrido en Texas, en mayo, donde una mujer de 71 años falleció tras usar agua del grifo contaminada en un dispositivo de irrigación nasal.
Ambos incidentes refuerzan la necesidad de extremar precauciones, incluso en actividades cotidianas aparentemente seguras.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan medidas como el uso de pinzas nasales y evitar revolver el sedimento en lagos durante actividades recreativas.
Las autoridades de Carolina del Sur han reiterado que, aunque los casos de PAM son poco frecuentes, su desenlace suele ser irreversible.
En un contexto de temperaturas elevadas y mayor actividad acuática, el llamado es claro: protegerse y prevenir.