Nuevos detalles se han revelado del tiroteo que sacudió la base militar de Fort Stewart, en Georgia (EEUU) el pasado 6 de agosto, cuando el sargento Quornelius Radford, de 28 años, abrió fuego contra cinco compañeros de su unidad de suministros.
De acuerdo con la información reseñada por CBS News, el ataque, perpetrado con una pistola Glock 9 mm adquirida en Florida, dejó a todos los soldados heridos; tres de ellos requirieron cirugía.
Además, el Ejército confirmó que una de las víctimas mantenía una relación íntima con el agresor, añadiendo un componente de violencia doméstica al caso.
Radford fue formalmente acusado de seis cargos de intento de asesinato, seis de agresión agravada y uno de violencia doméstica durante su primera comparecencia judicial.
Lo que se detalló, este martes, es que permanecerá en prisión preventiva mientras avanzan los procedimientos previos al juicio.
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También se precisó, que el arma utilizada no formaba parte del equipamiento militar oficial. Esto, en consecuencia ha generado inquietud sobre los controles de seguridad dentro de las instalaciones.
El tiroteo ocurrió en el propio lugar de trabajo del sargento, dentro de los pasillos de un edificio de oficinas. Según el general de brigada John Lubas, los compañeros de Radford actuaron con rapidez, prestando primeros auxilios y deteniendo hemorragias con sus propias manos.
Se destacó, que gracias a la intervención, se evitó una tragedia mayor y seis soldados fueron condecorados con medallas al servicio meritorio por el secretario del Ejército, Dan Driscoll.
La base fue cerrada apenas minutos después del tiroteo, y a Radford lo arrestaron a las 11:35 de la mañana, menos de una hora después de que se escucharan los primeros disparos.
Las autoridades todavía no han revelado los motivos detrás del ataque, aunque se sabe que Radford había sido arrestado en mayo por conducir bajo los efectos del alcohol, un antecedente que su cadena de mando desconocía.
El proceso judicial seguirá con audiencias preliminares para evaluar si hay pruebas suficientes para juzgar a Radford en un tribunal militar. De acuerdo con la ley militar, el cargo de intento de asesinato podría implicar una condena de cadena perpetua.
En tanto, las autoridades continúan investigando de qué manera Radford consiguió ingresar el arma a la base. Esto, a pesar de que las normas prohíben portar armamento personal y cuentan con estrictos controles de seguridad, incluidos guardias armados y dispositivos de protección.