El ortopedista y traumatólogo, Luvi Yedra, alertó sobre las graves lesiones a las que se exponen las personas que practican motopiruetas en las calles.
El galeno destacó que entre las lesiones más comunes están las fracturas graves de fémur, tibia o cadera, amputaciones y lesiones en la médula espinal. Asimismo, destacó que cuando el incidente involucra a vehículos y motos, lo más frecuente son fracturas en miembros inferiores, luxaciones y lesiones musculares.
Más de la mitad de las camas del servicio de traumatología en los hospitales suelen estar ocupadas por motorizados accidentados, reveló el especialista a Radio Fe y Alegría Noticias.

COSTOS ELEVADOS
Además de poner en riesgo la vida, destacó los altos costos para tratar estas lesiones. Por ejemplo, cuando hay fracturas abiertas debe atenderse de inmediato en quirófano por el alto riesgo de infección. «Dichas lesiones requieren fijación externa inmediata y, en ocasiones, múltiples limpiezas quirúrgicas».
En las primeras 24 horas se realiza la limpieza quirúrgica y la fijación externa; la estabilización definitiva se pospone hasta que el paciente esté en condiciones clínicas óptimas, lo que implica estancias prolongadas.
En el sector privado, tratar una lesión abierta puede costar entre 1.000 y 3.000 dólares, sin contar escenarios con múltiples fracturas que necesitan varios fijadores. Yedra señaló que la recuperación varía entre seis semanas y tres meses según la complejidad, a lo que se suma la rehabilitación. Aunque algunos pacientes acuden a CDI, estos servicios suelen estar colapsados y la fisioterapia privada supone un gasto adicional.
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Además, pidió no subestimar ningún siniestro incluso si el afectado se siente bien. El experto indicó que debe someterse a evaluación completa para descartar hemorragias internas o fracturas no evidentes.
Asimismo, advirtió que, si bien la pérdida de un miembro no es lo más común, puede ocurrir cuando hay lesiones vasculares severas. Entre las complicaciones de mayor gravedad mencionó la pseudoartrosis, cuando el hueso no consolida, la osteomielitis, infección ósea de manejo complejo, las lesiones ligamentarias y la pérdida ósea que ocasiona acortamientos permanentes.
Finalmente, señaló que los niños son especialmente vulnerables por la inmadurez de sus huesos, lo que eleva el riesgo de traumatismos más severos. En ese sentido, insistió en el uso del casco para reducir traumatismos craneoencefálicos moderados o graves y fracturas de cráneo.