En un acto que ha sido ampliamente aplaudido, un piloto decidió comprar 30 pizzas para sus 155 pasajeros para compensar el largo retraso de su vuelo.
Un vuelo, aparentemente rutinario de United Airlines, se transformó en una odisea inesperada cuando un pasajero se desmayó a mitad del trayecto.
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El piloto, Scott Wardle, demostrando una rápida reacción y un profundo sentido de responsabilidad, decidió realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto más cercano. Esto, para garantizar la atención médica inmediata del pasajero afectado.
La situación, sin embargo, se complicó aún más. Sobre todo, cuando se descubrió que la tripulación de cabina había excedido sus horas de vuelo y, por lo tanto, no podían continuar el viaje pronto. Esto significaba un retraso considerable para los 155 pasajeros a bordo, quienes se enfrentaban a la perspectiva de pasar horas en un aeropuerto a punto de cerrar sus servicios de comida.
Ante este panorama, el capitán Wardle decidió tomar cartas en el asunto. Consciente de la frustración y el hambre que debían sentir los pasajeros, ideó una solución sencilla pero efectiva: pedir una gran cantidad de pizzas.
Con rapidez y eficiencia, organizó una especie de buffet improvisado en la terminal, sirviendo personalmente las pizzas a cada uno de los viajeros.
Este gesto espontáneo y solidario del piloto no solo alivió el hambre de los pasajeros, sino que también generó un ambiente de camaradería y agradecimiento.