Los nuevos detalles de la Operación Martillo de Medianoche, la que destruyó la planta nuclear más protegida de Irán

Luis Alfredo Ledezma
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Archivo

Sobre la Operación Martillo de Medinoche, que parece sacada de un thriller geopolítico, EEUU reveló este jueves, 26 de junio, detalles inéditos sobre el ataque aéreo que ejecutó contra la planta nuclear iraní de Fordow, considerada una de las instalaciones más protegidas del mundo.  

Lo que se detalló, es que el pasado, 21 de junio, bombarderos furtivos B-2 Spirit lanzaron doce bombas GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), diseñadas para perforar búnkeres subterráneos, contra el complejo ubicado bajo una montaña cerca de Qom.  

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La ofensiva, según el Pentágono, fue el resultado de más de una década de planificación e inteligencia centrada exclusivamente en ese objetivo. 

El general Dan Caine, presidente del Estado Mayor Conjunto, describió la explosión como “la más brillante que jamás haya visto”, mientras que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ironizó sobre la magnitud del daño diciendo: “¿Quieren saber qué pasó en Fordow? Vayan allá con una pala”.  

Aunque una evaluación preliminar calificó el daño como “significativo, pero no total”, el Pentágono insistió en que la operación fue un éxito estratégico sin precedentes, marcando la mayor ofensiva operativa de bombarderos B-2 en la historia. 

La bomba utilizada, la GBU-57/B MOP, pesa más de 13 toneladas y fue diseñada específicamente para atravesar capas de roca y concreto reforzado.  

Su desarrollo fue impulsado por la necesidad de contrarrestar instalaciones como Fordow y otras similares en Corea del Norte.  

Con sistemas de guiado avanzados y una estructura alargada, esta munición representa la cúspide de la ingeniería militar antibúnker. 

Fordow, excavada dentro de una montaña y monitoreada desde 2009 por analistas de la Defense Threat Reduction Agency, ha sido durante años un símbolo de la ambición nuclear iraní.  

Según el general Caine, “uno no construye un complejo subterráneo con centrifugadoras dentro de una montaña para producir energía doméstica”. 

La ofensiva estadounidense afectó también las instalaciones de Natanz, parcialmente subterránea, e Isfahan, clave en la conversión de uranio.  

Hegseth y Cain explicaron que los ataques contra Fordow se realizaron en secuencias de seis explosivos: los dos primeros impactaron las defensas exteriores, generando aperturas; los siguientes tres penetraron a zonas más internas, afectando componentes clave como el sistema eléctrico y de ventilación; la última bomba, activada con un retardo intencional, provocó el colapso de la estructura. 

REACCIÓN DE IRÁN  

El ayatolá Alí Khamenei restó importancia a los ataques de EEUU y acusó al presidente Donald Trump de exagerar al declarar que el operativo había “destruido por completo el programa nuclear de Irán”. “No consiguieron nada relevante”, sentenció el líder supremo. 

No obstante, el canciller iraní ,Abbas Araghchi, reconoció que las ofensivas tendrían “efectos serios y profundos sobre el curso del programa nuclear”, lo que da señales de una posible reevaluación interna sobre la protección de sus capacidades estratégicas.  

Aunque Teherán insiste en que su programa tiene fines civiles, informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) ya habían alertado sobre la presencia de uranio enriquecido por encima del 80 % en las instalaciones de Fordow, un nivel cercano al necesario para uso militar. Es decir, este nivel sirve para diseñar un arma nuclear.

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