En agosto de 2023, la isla de Maui, en Hawaii, fue escenario de uno de los incendios forestales más mortíferos en la historia reciente de EEUU. Este desastre cobró la vida de 102 personas y destruyó más de 2.200 estructuras, causando daños estimados en más de 5.000 millones de dólares.
Recientemente, una investigación exhaustiva reveló la causa de este trágico evento: cables eléctricos rotos que provocaron chispas y prendieron fuego en la vegetación seca.
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El informe, publicado por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF) en colaboración con el Departamento de Bomberos y Seguridad Pública del Condado de Maui, detalló cómo la reactivación no detectada de líneas eléctricas rotas fue el origen del incendio.
Estas líneas, al entrar en contacto con la vegetación sin mantenimiento, generaron chispas que rápidamente se convirtieron en llamas incontrolables.
Inicialmente, se pensó que el incendio había sido causado por una combinación de fuertes vientos y clima seco. Pero la investigación concluyó que la causa principal fue accidental.
El jefe de bomberos de Maui, Bradford Ventura, explicó en una conferencia de prensa que el incendio comenzó cerca de un poste de servicios públicos junto a la carretera Lahainaluna.
Aunque los bomberos trabajaron arduamente para contener las llamas, los fuertes vientos y las condiciones secas facilitaron la propagación del fuego.
Además, el informe menciona que la intervención de una excavadora, utilizada para crear cortafuegos. Lo que se especuló, es que pudo haber contribuido involuntariamente a la reactivación del incendio al mover vegetación todavía ardiendo.
La comunidad de Maui, que sigue recuperándose de la devastación, ha expresado su preocupación y demanda acciones concretas para evitar futuros desastres similares.
Las autoridades locales y federales están trabajando en conjunto para mejorar las prácticas de gestión de incendios y garantizar la seguridad de los residentes.
