En un caso que parece sacado de una novela de suspenso, las autoridades de Wisconsin (EEUU) acusaron a Paul VanDuyne Jr., de 43 años, y Andrea Whitaker, de 41, de intentar asesinar a dos mujeres que conocieron a través de aplicaciones de citas.
Según documentos judiciales citados por medios como New York Post, la pareja habría orquestado un plan meticuloso para envenenar a las mujeres utilizando sustancias altamente tóxicas como talio, cianuro y sulfuro de hidrógeno.
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Las víctimas, residentes de los condados de Rock y Dane, mantuvieron breves relaciones con VanDuyne antes de comenzar a experimentar síntomas graves de intoxicación.
Una de ellas enfermó tras asistir al cine con su hermana, mientras que la otra descubrió agua contaminada en su vehículo.
En ambos casos, las investigaciones revelaron la presencia de compuestos químicos prohibidos, lo que llevó a los fiscales a calificar el caso como un intento de homicidio premeditado.
La participación de Whitaker, quien tiene formación en farmacología, fue clave en la elaboración de los venenos.
Durante los allanamientos, las autoridades encontraron frascos con sustancias químicas, semillas de guisante rosario —utilizadas para producir abrina, una toxina letal— y un molinillo de semillas.
También se descubrieron intentos de manipular los sistemas de ventilación de los vehículos de las víctimas para introducir gases tóxicos.
Como era de esperarse, el caso generó alarma en la comunidad, no solo por la crueldad del plan, sino por la aparente normalidad con la que los acusados llevaban su vida.
VanDuyne, ingeniero mecánico, y Whitaker, estudiante de farmacología, mantenían una relación virtual mientras tejían su complot. Las víctimas, por su parte, solicitaron protección judicial y han reforzado sus medidas de seguridad personal.
Ambos acusados permanecen detenidos con fianzas millonarias: $10 millones para VanDuyne y cuatro millones para Whitaker.
Las próximas audiencias están programadas para julio y agosto. Mientras tanto, el caso sirve como un recordatorio de los peligros que pueden esconderse detrás de una pantalla y de cómo la tecnología, mal utilizada, puede convertirse en un arma mortal.