Por María Laura García
¿Cuántas veces te has sentido tan cansado(a) que dices: «Es que no puedo con mi alma»? Esta fatiga no es solo física; es un agotamiento emocional que cala hasta los huesos. Y en nuestro contexto, ser venezolano le añade una capa de dureza implacable ¿Estás de acuerdo?
Llevamos años atravesando situaciones difíciles, pero lo verdaderamente tenaz es la obligación de callar el malestar. No podemos quejarnos porque puede resultarnos costoso. Si estamos mal y no podemos desahogarnos, la carga emocional se vuelve insoportable.
Si al ciudadano de a pie le resulta duro, imagínense lo que esto representa para un periodista. Nuestro trabajo es visibilizar, no omitir; contar la verdad, no callarla. La angustia de tener que «hacer como si nada» mientras ves y cuentas la realidad, es una forma de burnout constante.
Además, la dificultad se ha globalizado. El venezolano que antes decía «me voy a cualquier lado» ahora se encuentra con un mundo con sus propios problemas y en el cual en muchas partes ya NO nos quieren, donde migrar ya no es una solución tan fácil. Lejos de ser un paraíso o de que todo se haya arreglado, nuestro día a día sigue exigiendo una sobre trabajo brutal. Y es precisamente este cúmulo de problemas lo que nos hace olvidar poner en práctica todo lo que sabemos que es válido y útil para vivir con salud y calidad de vida, y que siempre les comparto en A Tu Salud.
Acá abajo les resumo un poco de aquello que nos puede servir para torear el desgaste emocional generado por lo que nos ha tocado y aún vivimos a diario. ¿Por qué? ¡Porque un día como hoy, vale la pena! Quizás nuestro Santo nos escuche porque Jesucristo dijo AMEN. Hoy le pido a José Gregorio un milagro gigantesco que creo que ahora, exaltado como merece, seguramente nos puede conceder.
El círculo vicioso del cansancio emocional
Este agotamiento emocional y físico es el mal de nuestros tiempos, especialmente para quienes nos pedimos en exceso.
El cansancio extremo nos lleva a incumplir rutinas, a una falta de concentración y a volvernos irritables, reaccionando mal ante tonterías. Esto nos sumerge en un círculo vicioso: la falta de energía nos dificulta conciliar el sueño, lo que nos hace levantar en peores condiciones. Pero lo más peligroso es cómo se afecta nuestro estado de ánimo. Dejar de atender este agotamiento es un camino seguro hacia la ansiedad y la depresión, algo que no podemos permitir.
El origen de este agotamiento, según mis investigaciones, no se soluciona con pastillas o bebidas energéticas. La raíz está en el exceso de trabajo, las innumerables preocupaciones, la falta de ejercicio y la presencia de gente tóxica, que dan pie a una producción excesiva de la hormona cortisol.
Esta hormona, liberada como respuesta al estrés, es la causante del «síndrome del trabajador quemado» o burnout: un agotamiento físico y mental crónico que altera nuestra personalidad y autoestima, llevándonos a perder interés por nuestras tareas. El cuerpo tiene un límite, y aunque es poderoso, debemos cuidarlo porque es el único que tenemos.
Mini Manual de Rescate: Consejos para soltar la carga
Nuestra única opción es el autocuidado consciente. No podemos cambiar la realidad, pero sí podemos regular nuestra respuesta a ella. Aquí te dejo las herramientas más poderosas de mis artículos anteriores, que pueden servirte de recordatorio diario:
1. Autocuidado Emocional (La Pausa)
- Acepta el cansancio y descansa: Trata, al menos un día a la semana, de desprenderte de la autoexigencia («debo», «tengo»). Acepta que estás agotado(a). Esa pausa te permitirá rendir más y dejar de sentirte abrumado.
- Silencio y desconexión: En ese día de descanso, busca el silencio, date un baño relajante, o camina. Practica el mindfulness o atención plena. Hoy día es más que necesaria para bajarle a la «pensadera» o la «rumiación mental».
- Rodéate de gente sana: Identifica a las personas que te resultan agradables por ser positivas y rodéate de ellas. Huye de la toxicidad.
2. Autocuidado Físico (Recarga Consciente)
- Hidratación y alimentación: La deshidratación baja tus niveles de energía y concentración. No esperes a tener sed. Además, equilibra tu alimentación: consume proteínas, fibras y grasas buenas (bajo índice glucémico) para mantener los niveles de energía estables.
- El Poder de la cafeína: Inicia el día con un café negro (sin leche ni azúcar) para estimular la producción de dopamina y adrenalina, activando tu cerebro y subiendo tus niveles energéticos, pero recuerda: todo en exceso es malo.
- Sueño y movimiento: Duerme bien (al menos 8 horas) para que tu cuerpo se recupere metabólicamente. Y por paradójico que parezca, el ejercicio físico ayuda a eliminar el agotamiento al liberar endorfinas y aumentar tu vitalidad.
- Reposo visual: Si pasas horas frente a pantallas, aparta la vista y parpadea cada cierto tiempo. El cansancio visual es un gran generador de fatiga y dolor de cabeza.
Date permiso para cuidarte. Tu bienestar y tu salud son la única garantía para seguir adelante.
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