La Antártida, considerada durante décadas un santuario natural casi impenetrable, enfrenta ahora una crisis ecológica devastadora, luego de que se revelara que el virus H5N1, una variante altamente patógena de la gripe aviar, ha llegado a las costas subantárticas y provocó una auténtica masacre entre las focas marinas del sur.
Los científicos del British Antarctic Survey (BAS) documentaron en un estudio reciente el impacto devastador de la gripe aviar altamente patógena (HPAI) sobre las focas y elefantes marinos en la isla de Georgia del Sur.
LEA TAMBIÉN: HUEVOS Y PAVOS DE NAVIDAD EN RIESGO POR NUEVO BROTE DE GRIPE AVIAR: ESTOS SON LOS 7 ESTADOS MÁS AFECTADOS
Precisaron que entre 2022 y 2024, el brote provocó una reducción del 47 % en las hembras reproductoras, golpeando de lleno a la mayor colonia mundial de esta especie, que concentra más de la mitad de la población global en edad reproductiva.
La investigación, publicada en la revista Communications Biology, reveló que la magnitud de la pérdida compromete seriamente la estabilidad de la especie en uno de sus principales refugios naturales.
Para obtener estos datos, los expertos recurrieron a tecnología avanzada de levantamiento aéreo, lo que permitió un monitoreo preciso y sistemático de las colonias afectadas.
El estudio se centró en las tres mayores colonias de cría de la isla, que representan alrededor del 16 % de la población total de hembras reproductoras, tomando como referencia el censo histórico de 1995.
«La escala de esta disminución es verdaderamente impactante», comentó el Dr. Connor Bamford, ecólogo de focas y autor principal del estudio.
Dijo, que aproximadamente 53.000 hembras están ausentes en toda la población de Georgia del Sur. Se trata de un cambio sin precedentes comparado con las variaciones típicas de 3-7 % entre años observados anteriormente.

PANORAMA ALARMANTE
La enfermedad no solo ha diezmado a las poblaciones locales, sino que también amenaza con alterar el equilibrio ecológico de la región.
La propagación del HPAI en mamíferos marinos marca un punto de inflexión en la historia de este virus, tradicionalmente asociado a aves. Su capacidad de transmisión sostenida entre especies distintas incrementa el riesgo de que el brote se extienda hacia otras zonas y afecte a nuevas poblaciones.
Es por ello, que los investigadores advirtieron que esta crisis exige una respuesta internacional coordinada. Apuntaron que la vigilancia científica y cooperación global serán claves para contener el avance del virus y proteger tanto a las focas y elefantes marinos como a la biodiversidad única de la región subantártica.
¿CÓMO DESCUBRIERON LA SITUACIÓN?
Medir la mortalidad en colonias tan densas como las de Georgia del Sur representó un verdadero un desafío. No se trata de cualquier lugar. Allí habita la mayor concentración mundial de focas marinas, lo que convirtió el conteo en una tarea titánica y llena de riesgos. En este escenario, la tecnología se convirtió en una aliada indispensable.
El equipo liderado por Bamford recurrió al uso de drones para sobrevolar las playas de cría y obtener imágenes aéreas de alta resolución. Gracias a esta estrategia, pudieron comparar la densidad poblacional antes y después de la irrupción del virus H5N1.

