Un nuevo estudio del Instituto Max Planck reveló que Tea, el posible protoplaneta que impactó la Tierra y dio origen a nuestra Luna, procedía del Sistema Solar interior.
La revista Science publicó la investigación, reforzando así una hipótesis que data desde hace medio siglo sobre el origen del satélite.
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Los científicos compararon con detalle las proporciones isotópicas de rocas lunares y terrestres. Gracias a mediciones ultrafinas en muestras, hallaron semejanzas casi totales. Como explica Thorsten Kleine, coautor del estudio, la «composición de un cuerpo archiva toda su historia de formación, incluido su lugar de origen». Agregó que eso permitió rastrear el origen de Tea.
Los autores midieron con precisión los isótopos de hierro en 15 rocas terrestres y seis de la Luna. No se limitaron a identificar elementos, sino que compararon las «variedades» isotópicas, la huella que delata procesos de formación. Ese detalle, subrayan, revela que la Tierra y Tea compartían bloques químicos muy parecidos en origen y composición.
LA CONCLUSIÓN DE UN CIENTÍFICO SOBRE TEA
Para Timo Hopp, los resultados apuntan a una proximidad entre ambos cuerpos. En sus palabras, el escenario más convincente «es que la mayoría de los bloques de construcción de la Tierra y Tea se originaron en el Sistema Solar interior».
«Es probable que la Tierra y Theia hayan sido vecinas», agregó. Dicha conclusión obliga a revisar los modelos de formación planetaria.
Además, los investigadores creen que Tea nació más cerca del Sol que la Tierra, aunque no necesariamente en la órbita más interior. Dicha localización implica que, si bien no era el planeta más cercano a nosotros, sí estaba lo bastante próxima para que sus materiales coincidieran con los de la proto-Tierra, antes de la colisión gigantesca que generó la Luna.
El trabajo también destaca la resolución analítica alcanzada, especialmente en hierro, según La Razón. Esa mejora permite a los científicos trazar genealogías planetarias con una mayor confianza.
Pese a lo anterior, los autores reconocen que necesitarán más datos y muestras para afinar escenarios y descartar alternativas sobre el origen de la Luna.

