Estudio científico determinó por qué vemos túneles, luces y seres queridos cuando tenemos experiencias cercanas a la muerte

Valentín Romero
2 Min de Lectura
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Estudio científico determinó por qué vemos túneles, luces y seres queridos cuando tenemos experiencias cercanas a la muerte
Foto: iStock

Un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista, Nature Reviews Neurology, propuso por primera vez un modelo neurocientífico integral que intenta explicar de forma coherente qué sucede en el cerebro cuando tenemos experiencias cercanas a la muerte o incluso fallecemos por algunos minutos.

La investigación fue realizada por un equipo multidisciplinar de la Universidad de Lieja, en Bélgica, liderado por la neurocientífica Charlotte Martial, sintetizó décadas de estudios en neurobiología, psicología, farmacología y evolución para realizar un modelo bautizado NEPTUNE.

Lo que descubrieron los investigadores explica por qué al tener estas experiencias las personas afirman ver un túnel de luz, la presencia de seres queridos fallecidos, una paz indescriptible y hasta una visión panorámica de su propia vida.

CUANDO EL CEREBRO COLAPSA, SE ILUMINA

Lejos de apagarse sin más durante una situación crítica, por ejemplo durante un paro cardiaco, el cerebro entra en una fase de hiperactividad breve pero intensa.

La reducción del flujo sanguíneo, la falta de oxígeno (hipoxia) y el aumento del dióxido de carbono (hipercapnia) desencadenan un desequilibrio metabólico que provoca una avalancha de neurotransmisores: serotonina, dopamina, glutamato, noradrenalina, GABA, acetilcolina y endorfinas.

Cada una de estas sustancias, en ese estado alterado, activa distintos circuitos neuronales que, según los autores del estudio, pueden explicar buena parte del repertorio típico de las experiencias cercanas a la muerte: como las alucinaciones visuales, la disociación del cuerpo, euforia, paz, recuerdos nítidos e incluso sensaciones místicas.

La serotonina, por ejemplo, se dispara en los momentos de hipoxia severa. Su interacción con receptores específicos (como el 5-HT2A) se asocia con visiones y percepciones extraordinarias, muy similares a las que producen sustancias psicodélicas como la psilocibina o el DMT.

Este tipo de activación podría estar detrás de los famosos «túneles de luz», los encuentros con entidades o la vivencia de un «más allá».

En otras palabras, el cerebro activa todos sus recursos, incluso en condiciones límite, para fabricar una experiencia coherente, cargada de sentido, e inolvidable para quienes la experimentan.

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