Por María Laura García
Ayer en mi cuenta de Instagram tuve una conversación enriquecedora que voy a tratar de resumir, porque estoy convencida que visibilizar los problemas aportando soluciones nos puede ayudar a cumplir eso que debería ser un propósito de vida: “vivir un poco mejor”, con bienestar emocional y físico, en medio de situaciones tan retadoras como las que nos tocan afrontar en Venezuela.
Conversamos en @atusalud sobre la depresión y el suicidio temas de los cuales se prefiere no tocar con la idea equivocada que eso es hacer “apología del crimen”, el punto está en cómo se hace, si con la intención de educar o dar herramientas o solo para aprovechar el sensacionalismo como lo hacen la mayoría en las redes sociales para ganar seguidores. Vemos gente dando tribuna a temas “presentados sin aval científico” por lo cual confunden y siembran valores equivocados.
Solíamos escuchar que el venezolano era un ser humano feliz y si, son muchos los factores que así lo permitían, un clima privilegiado, riqueza de todo tipo, tanto que éramos un país que recibíamos migrantes y ahora los producimos de forma alarmante, porque, nuestra realidad se fue transformando, de a poco, por innumerables circunstancias que de momento no voy a enumerar.
Mis invitados fueron: Dr. Luis Madrid (@madridperoza), Psiquiatra y Psicoterapeuta. Especialista en Problemas o Trastornos Afectivos, Trastornos del Ánimo y del Humor, Celibeth Guarín (@celibeth_gc), y Marzia Dal Más (@marzita71) ambas Psicólogas y Profesoras de la Escuela de Psicología de la UCAB (Psicologia_UCAB).
Hablamos sobre el por qué los casos de depresión y los trastornos del estado del ánimo han crecido exponencialmente en el país y globalmente, haciendo que lamentablemente también hayan subido el número de personas que atentan contra su vida. Esto a propósito del desarrollo del “Programa de prevención del suicidio”, la propuesta de la escuela de Psicología UCAB para salvar vidas, una iniciativa de investigación y acompañamiento que contempla actividades de intervención psicosocial en las comunidades más afectadas por este problema de salud pública (depresión y suicidio), cuya tasa de ocurrencia en Venezuela subió 6,5% en 2023. Por consiguiente, la escuela plantea la urgencia de visibilizar el tema y desarrollar políticas para atender la salud mental del venezolano.
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¿Por qué se piensa en una solución drástica?
¿Por qué se piensa en una solución drástica?
Las razones por las que una persona se suicida son diversas, pero se ha demostrado que la inestabilidad económica, política y social generan muchas más. La violencia intrafamiliar y el alto consumo de alcohol o drogas, el abandono, la soledad, la desarticulación familiar por la migración, son otros disparadores. Y lo que más llama la atención de los psicólogos de la UCAB es lo difícil que es para la sociedad buscar ayuda, hablar de salud mental y el “suicidio es un tema no visibilizado”, cuando ese es el punto de partida para encontrar la solución.
Es dramático encontrar que familias que enfrentan el suicidio de un ser querido, están cargadas de muchas connotaciones sociales; entre ellas, la vergüenza y una gran culpa; y eso hace que se aíslen mucho más y no hablen por dolor, aumentando el riesgo que se susciten más casos, propios o ajenos.
Preocupa y mucho a los expertos, según datos obtenidos por Psicodata, que el venezolano, a pesar de su capacidad de resiliencia se siente vulnerado en sus derechos y atención de sus necesidades básicas lo cual lo hace experimentar una profunda desesperanza y malestar psicológico; pero, además, hay otros indicadores que sumados a estos conforman el coctel perfecto para la depresión y, lamentablemente el suicidio. Por ejemplo, el venezolano está muy estresado porque no tiene dinero, de hecho, lo que más preocupa a los especialistas es que está en modo supervivencia y el 75%, está afectado por el duelo migratorio.
Otro elemento clave que añade calor al caldo de cultivo es que, a las personas, les cuesta identificar y explicar sus emociones, y mientras no sepamos los que sentimos, no lo identifiquemos, tampoco buscaremos ayuda. Para la sociedad buscar ayuda, hablar de salud mental es complicado porque no hemos sido educados para ello.
Nuestra psiquis se gesta en un órgano importante como lo es el cerebro, y este puede enfermarse como cualquier otro, si no lo alimentamos bien, si lo sometemos permanentemente a estresores y de más factores negativos, su trabajo o equilibrio neuroquímico se trastoca y, por tanto, es mas sencillo presentar emociones o pensamientos alterados. En consecuencia, debemos normalizar el buscar apoyo especializado si nuestro ánimo se mantiene bajo o alterado por más de un mes. Comienza por hablar con los que te rodean.
¿Qué podemos hacer para apoyar?
Mis invitados del Live comentaron que “las personas que se suicidan se sienten muy solas, aunque estén rodeadas de personas y tienen la sensación de no tener piso y futuro; pero esto no sólo les sucede a los “grandes”, el suicidio abarca todas las edades: niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, ya que es un problema que proviene, en muchos de los casos, de una depresión profunda.
La pregunta ante esta reflexión es ¿Cómo hacer para que las personas no se sientan solas, es decir, para que sepan que hay una mano capaz de levantarlas y sostenerlas?
Estar atentos sobre señales o cambios de comportamiento, en el estado de ánimo o las ideas de inutilidad. Pueden haber manifestaciones variadas, debemos que estar pendientes porque tenemos muchos problemas, tantas adversidades y cada quien está ensimismado en lo suyo sin observar u ocuparse del otro. La mejor forma de ser útil al prevenir o atender la depresión o el suicidio es ayudar al compañero de trabajo, a los amigos, a los compañeros de estudio o familiares.
“Además de escuchar, estar presente para la persona, es importante invitarlo a buscar ayuda profesional. Cuando una persona llega al suicidio está desbordada y estar en eso es un infierno. El afectado está sobre excedido de angustia y no tiene los mecanismos o herramientas emocionales para sostenerse. Cuando veamos a alguien así, hay que actuar inmediatamente”.
Cifras recabadas por el “Programa de prevención del suicidio” de la escuela de Psicología UCAB…
De acuerdo con la organización mundial de la salud, en el mundo se suicida una persona cada cuarenta segundos. A nivel mundial, el suicidio es la segunda causa de muerte en adolescentes y jóvenes entre los 15 y 29 años.
En Venezuela, la información oficial sobre las tasas de suicidio es escasa o inexistente, lo que dificulta la implementación de estrategias efectivas de prevención e intervención. Se cuenta para su registro con el trabajo del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
Los hombres son quienes más atentan contra su vida (protagonizan más de 80% de los casos) y la depresión es el móvil en 86,1% de los sucesos reportados.
Desde el año 2002, Mérida lidera las cifras de suicidio con una taza 15.5 ciudadanos de cada 100.000 habitantes que se quitan la vida. Le siguen Táchira con 13.6, Distrito Capital con 13.3, Trujillo con 11.9 y Lara con 10.2. Las cifras son preocupantes y constituyen un llamado a la acción.
El Programa tiene como propósito investigar este fenómeno e intervenir educativa y psicosocialmente en comunidades de Mérida, Zulia y Caracas. Buscan darle apoyo a la gente que ha sido víctima o está pasando por el duelo del suicidio; ofreciendo herramientas para prevenirlo, porque han encontrado que en las familias donde ha habido suicidios, hay intentos de otros.
Ahora bien, el gran mensaje es la absoluta necesidad de que se desarrollen políticas de salud mental para bajar la incidencia.
Factores de riesgo…
- Sentimientos de desesperanza e inutilidad.
- Agresividad e impulsividad: la tendencia a reaccionar a la frustración o provocación con hostilidad o agresividad.
- Además de la presencia de trastornos psiquiátricos, las conductas de riesgo para la salud (conductas disruptivas, sexuales y de consumo de sustancias) también se asocian con un mayor riesgo de suicidio en adolescentes jóvenes (Seguin et al, 2014).
- Antecedentes familiares de depresión o suicidio.
- Pérdida de uno de los padres por muerte o divorcio, y conflictos familiares.
- Abuso físico o sexual.
- Ausencia de red de apoyo, malas relaciones con los pares y aislamiento social.
- Lidiar con sentimientos de inconformidad con su género en una familia, comunidad o contexto escolar que no brindan apoyo.
- Disponibilidad de métodos letales.
- El acoso escolar y la victimización también se asocia a la sucicidalidad.
- Exámenes o pruebas altamente competitivos.
Finalmente…
La mejor manera de prevenir, es apoyarnos unos a otros, estando más pendiente de la salud mental y trabajar en ella todos los días. No voltear la cara al ver la tristeza, la falta de ganas o de ánimos de otros, ni lo nuestros. No invalidar estos sentimientos, al contrario, mostrar empatía y ayudarles con acciones a encontrar motivos para vivir de una mejor manera.
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