Por María Laura García
Confieso que, esta semana, me encontré profundamente angustiada por las consecuencias que tiene el sobrepensar e imaginar miles de cosas casi siempre negativas sobre lo que puede pasar a partir de lo vemos o leemos. Me inquieta cómo la mayoría nos dejamos seducir por el miedo, ante los rumores, o ante la imposibilidad de tener certeza acerca de lo que sucederá en el futuro.
El problema es que, precisamente, nos paralizamos y nos anticipamos, tomando decisiones equivocadas basadas solo en lo que imaginamos o creemos que sucederá; o bien no tomando ninguna y DEJANDO NUESTRA VIDA EN ESPERA.
El mundo que vemos en las redes se basa en las elucubraciones de aquellos que, detrás de un teclado, construyen una realidad que, para mí, en un 70% ni existe ni existirá del todo. Es más, muchas imágenes que invaden los medios de comunicación que hoy día parecen ser solo las redes pertenecen a escenarios que no representan ni el 1% de lo que sucede ciertamente en el orbe.
Increíblemente, nosotros asumimos que ese ruido es EL MUNDO.
Ahora bien ¿Cómo vivir en PAZ en un mundo que “se acaba” todos los días en esas redes? ¿Cómo sobrevivir a esos pocos locos, criminales, ególatras y dictadores que se roban el poder para con ello decidir y ejercer el control de países? ¿Cómo resistir y sobrevivir a los que NO representan al mundo, y sin embargo nos ponen en peligro a todos?
Esta angustia nos lleva a la parálisis. La gente deja de invertir, apostar al cambio o accionar en pos de sus sueños. Lamentablemente abundan aquellos que cegados por el “mundo de los rumores” paralizan empresas, despiden personal, se mudan de casa o país porque, en lugar de seguir viviendo con precaución ante las vicisitudes imaginarias y las especulaciones. Si tristemente, las mayorías temen moverse porque «viene el lobo». Se vive una vida en pausa, gobernada por el terror de lo que imaginamos.
El Costo del Catastrofismo: “Visión de la Salud Mental”
Esta tendencia a imaginar el peor escenario posible y creer que es inminente se llama catastrofización en psicología. Este fenómeno, amplificado por la saturación informativa, tiene un costo real en nuestra salud mental y en la economía.
La mente humana está diseñada para enfocarse en el peligro, pues se trata de un mecanismo de supervivencia, pero el constante bombardeo de crisis globales, guerras y colapsos económicos provoca lo que el psicólogo y escritor Dr. Mario Alonso Puig describe como un secuestro amigdalino. El miedo activa la amígdala cerebral, que nos pone en modo «lucha o huida», pero sin un peligro real e inmediato. Esto nos hace irreflexivos, impulsivos y, paradójicamente, nos paraliza ante la acción productiva.
El especialista en mindfulness Eckhart Tolle insiste en que la ansiedad es generada por el exceso de presencia en el futuro, “lo que podría pasar” o en el pasado “lo que pasó”. Al vivir constantemente en el afuera, en las especulaciones de otros y en la tragedia que se avecina, estamos dejando de hacer nuestra vida.
¿Cuál es la consecuencia emocional de esto?
- Parálisis en las Decisiones: El miedo a la incertidumbre, que es, irónicamente, la única certeza de la vida; nos impide tomar riesgos calculados. Las empresas se detienen, las personas no cambian de trabajo y las inversiones se congelan. El miedo al fracaso imaginado es peor que el fracaso real.
- Deterioro Físico: El estado de alerta constante mantiene el cortisol (la hormona del estrés) elevado, lo que no solo causa ansiedad y depresión, sino que nos enferma físicamente, afectando nuestro sistema inmunológico y provocando dolencias crónicas.
- Pérdida de la Realidad: Dejamos de percibir las cosas positivas que sí están sucediendo. Nos contaminamos con lo negativo que no podemos cambiar, perdiéndonos lo agradable de nuestro día, lo que sí podemos disfrutar y controlar.
Para vivir una vida plena y exitosa (personal y profesionalmente), debemos vivir con precaución, sí, pero, sobre todo, debemos vivir nuestra vida, enfocados en nuestro propio jardín.
Mini Manuales para la paz y la acción
De verdad, es mucho el terror que imaginamos, y que nos impide vivir el aquí y el ahora, como si estuviésemos viviendo nuestro último día, así pienso deberías “EXISTIR”. Por eso, mi llamado es a la higiene mental.
1. Tips para vivir en paz internamente
Tu paz es más importante que estar al día con cada tragedia.
• Implementa un «Ayuno Informativo»: Reduce intencionalmente la cantidad de contenido en redes, analistas políticos y noticias negativas. Si tu día fue agradable, ¿por qué contaminarte con aquello negativo que tú no puedes cambiar para bien?
• Sé un consumidor activo, no pasivo: No te limites a recibir la información que te llega. Busca la fuente. Si la información te genera terror, verifica su origen. El miedo disminuye cuando la mente se concentra en el análisis, en lugar de en la reacción impulsiva.
• Establece un límite de «angustia útil»: La preocupación es útil si te lleva a la acción (ej. contratar un seguro o hacer un plan de ahorro). Si la preocupación solo te genera rumiación mental y parálisis, debes cortarla. Dale un tiempo (cinco minutos) y luego oblígate a cambiar el foco.
• Recuerda la regla del 70%: La mayoría de las tragedias que temes nunca suceden. Usa este dato como una afirmación de realidad.
2. Tips para vivir el aquí y el ahora
El presente es el único lugar donde la vida se manifiesta, y donde tienes el control.
• Anclaje físico (Grounding): Cuando sientas que la mente se dispara hacia el futuro catastrófico, haz un ejercicio de grounding o anclaje: nombra 5 cosas que puedes ver, 4 que puedes tocar, 3 que puedes oler, 2 que puedes oír y 1 que puedes saborear. Esto trae a tu cerebro de vuelta al presente inmediato.
• Practica el mindfulness en tareas simples: Lava los platos, camina, o come concentrándote solo en esa acción. La mente se fortalece cuando le enseñas a estar en un solo lugar.
• Acción con FE: Vive el día a día como si fuera un regalo, porque lo es. Haz las cosas bien, con excelencia y previsión, pero con la confianza de que estás haciendo tu parte en el presente. La mejor manera de enfrentar la incertidumbre del mañana es haber vivido bien el hoy.
Si queremos generar las condiciones idóneas para el éxito personal y profesional, debemos dominar el arte de la higiene mental y dejar de hipotecar nuestra paz por el ruido del afuera. Vive tu vida, y que nadie te convenza de que el mundo que no existe es más importante que el que tienes delante.
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