La propuesta de entregar nuevos cheques por montos de unos $2,000 a los hogares estadounidenses está generando un intenso debate político y económico en Estados Unidos. Y sobre todo expectativas entre los ciudadanos.
Como se sabe, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, presentó esta iniciativa de los cheques como parte de un plan para aliviar la presión inflacionaria que enfrentan las familias trabajadoras.
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Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, los pagos estarían vinculados a recortes fiscales y se financiarían con los ingresos obtenidos por aranceles aplicados a las importaciones.
Sin embargo, de acuerdo con información publicada por Newsweek, la entrega de los pagos dependerá de la aprobación de una legislación específica en el Congreso de los Estados Unidos y se vincula con recortes fiscales dirigidos a trabajadores.
Durante una entrevista concedida a Fox Business, Bessent señaló que el plan contempla “un gran impulso en el primer trimestre con los reembolsos y el ingreso real”, en referencia al impacto que generarían los recortes de impuestos sobre propinas, horas extra y Seguridad Social.
Asimismo, agregó que la propuesta del presidente Trump también incluye la posibilidad de enviar cheques de 2.000 dólares como reembolso para familias trabajadoras y aclaró que estos tendrían un límite de ingresos.
¿POR QUÉ ENTREGAR ESTOS CHEQUES?
El objetivo principal de la propuesta es beneficiar a los hogares de ingresos bajos y medios, especialmente aquellos que han sido afectados por el aumento del costo de vida.
Trump ha descrito estos pagos como un “dividendo arancelario”, una forma de redistribuir parte de los ingresos generados por las tarifas comerciales.
Además, se contempla que los cheques estén acompañados de incentivos fiscales sobre propinas, horas extra y contribuciones a la Seguridad Social, lo que podría aumentar el ingreso disponible de los trabajadores.
¿CUÁL ES EL PRINCIPAL OBSTÁCULO?
Sin embargo, la implementación de este plan enfrenta obstáculos legislativos. Para que los cheques lleguen a los ciudadanos, el Congreso debe aprobar una legislación específica que respalde la medida.
Hasta ahora, no existe un calendario definido ni un consenso político claro sobre los detalles del proyecto. Además, se están evaluando criterios de elegibilidad, como limitar los pagos a familias con ingresos inferiores a $100.000 anuales, lo que podría excluir a una parte significativa de la población.
Bessent confirmó a Fox News que se necesita de la ley: “Veremos, necesitamos legislación para eso”, aludiendo a la necesidad de apoyo legislativo.
Además, reconoció que el monto podría incorporarse dentro de una serie más amplia de devoluciones y recortes fiscales bajo el “One Big Beautiful Bill Act”, un paquete económico previsto para principios de 2026.
En tanto, La administración Trump se encuentra ante el reto de reunir el apoyo necesario en el Congreso para hacer realidad la entrega de cheques por $2.000 a las familias estadounidenses.
Además, debe definir con claridad tanto el método de implementación como los criterios que determinarán quiénes serán los beneficiarios.
En este sentido, expertos en economía señalan que el progreso de esta iniciativa, así como el momento preciso en que podrían comenzar los pagos, estará condicionado por el consenso político que logre alcanzarse y por los términos definitivos del paquete fiscal que la respalde.

