Designado como terrorista por Estados Unidos (EEUU) en 2013 y exintegrante de Al-Qaeda son algunas de las cosas que resaltan en el «currículo» del líder de los rebeldes en Siria, Abu Mohammed al-Golani, cuya sorprendente insurgencia derrocó a Bashar al-Assad.
No obstante, al-Golani ha pasado años trabajando para rehacer su imagen pública. Renunció a sus antiguos vínculos con Al-Qaeda y se mostró como un defensor del pluralismo y la tolerancia.
En los últimos días, la insurgencia incluso abandonó su nombre de guerra y comenzó a referirse a él por su nombre real, Ahmad al-Sharaa.
Ahora se pone a prueba el alcance de esa transformación de extremista yihadista a aspirante a constructor de un Estado.
Los insurgentes controlan la capital, Damasco, al-Assad huyó a la clandestinidad y, por primera vez después de 50 años de mano de hierro de su familia habrá un nuevo gobierno.
MÚLTIPLES COMUNIDADES ÉTNICAS Y RELIGIOSAS
Siria es el hogar de múltiples comunidades étnicas y religiosas, que a menudo se enfrentan entre sí. Muchas de ellas temen la posibilidad de que extremistas islámicos sunitas tomen el poder.
El país también está fragmentado entre facciones armadas dispares, y las potencias extranjeras, desde Rusia e Irán hasta Estados Unidos, Turquía e Israel, tienen sus manos en la mezcla, reseña AP.
Durante años, al-Golani trabajó para consolidar el poder, mientras estaba recluido en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, mientras el gobierno de al-Assad sobre gran parte del país, respaldado por Irán y Rusia, parecía sólido.
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Maniobró entre organizaciones extremistas mientras eliminaba a competidores y antiguos aliados. Intentó pulir la imagen de su “gobierno de salvación” de facto que ha estado dirigiendo Idlib para ganarse el apoyo de gobiernos internacionales y tranquilizar a las minorías religiosas y étnicas de Siria.
En el camino, al-Golani se despojó de su vestimenta de guerrillero islamista de línea dura y se vistió de traje para entrevistas de prensa, hablando de construir instituciones estatales y descentralizar el poder para reflejar la diversidad de Siria.
“Siria merece un sistema de gobierno que sea institucional, no uno en el que un solo gobernante tome decisiones arbitrarias”, dijo en una entrevista con CNN la semana pasada.