El papa Francisco hizo este domingo su primera aparición pública en el Vaticano desde su salida del hospital hace dos semanas. La sorpresa ocurrió durante una misa jubilar especial dedicada a los enfermos y a los trabajadores de la salud, celebrada en la Plaza de San Pedro.
El pontífice, aún convaleciente, fue asistido en silla de ruedas hasta el frente del altar, donde fue recibido con aplausos y emoción por miles de fieles. Con una sonrisa y un tono cálido, Francisco se dirigió a la multitud con sus primeras palabras. «Buen domingo a todos», dijo, tras golpear ligeramente el micrófono para asegurarse de que funcionara. «Muchas gracias», añadió.
La voz del Papa sonó notablemente más fuerte que cuando se dirigió brevemente a los fieles desde las afueras del hospital Gemelli el pasado 23 de marzo, día en que recibió el alta médica tras cinco semanas de hospitalización por una neumonía potencialmente mortal. Desde entonces, ha estado siguiendo estrictas indicaciones médicas que incluyen fisioterapia, terapia respiratoria, logopedia y tratamiento continuo para una infección pulmonar persistente. A pesar de esto aún le restan al menos seis semanas de reposo supervisado.
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Durante la misa, el arzobispo Rino Fisichella —encargado de organizar el próximo Año Santo— leyó la homilía escrita por el Papa. En ella, Francisco se dirigió directamente a los enfermos presentes con una confesión personal cargada de humildad y empatía. «En este momento de mi vida comparto muchas cosas: la experiencia de la enfermedad, el sentirme débil, depender de los demás para tantas cosas, tener necesidad de apoyo».
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El Papa Francisco sorprendió con una breve pero emotiva aparición al final de la Misa del Jubileo de los Enfermos en la Plaza de San Pedro, donde impartió su bendición y saludó a los fieles: «¡Feliz domingo a todos y…
— Reporte Ya (@ReporteYa) April 6, 2025
«No es fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin exigir y sin rechazar, sin lamentarnos, sin desesperarnos, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, confiando en lo que está por venir”, añadió
El Papa aprovechó la ocasión para lanzar un llamado a la sociedad a no dar la espalda a quienes sufren, recordando que no deben apartar el dolor, sino transformarlo en una oportunidad de crecimiento común. «No excluyamos el dolor de nuestro entorno. Convirtámoslo, en cambio, en una oportunidad para crecer juntos, para cultivar la esperanza», expresó a través del texto.
También dedicó palabras de aliento a los trabajadores sanitarios, destacando su labor en condiciones a menudo adversas. “Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada”, dijo durante la tradicional bendición dominical. Finalmente, oró por médicos, enfermeros y todo el personal de salud que, “no siempre han recibido ayuda para trabajar en condiciones inadecuadas, a veces víctimas de agresiones”.