Las lágrimas no dieron tregua en la sala del Tribunal de Distrito del Condado de Shawnee, en Kansas (EEUU), cuando el juez sentenció a Mickel Cherry por la violación y asesinato de Zoey Felix, una niña de apenas cinco años.
De acuerdo con la información de People, la sentencia por el perturbador caso de la niña fue por dos cadenas perpetuas consecutivas con posibilidad de liberación solo después de 50 años.
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Aunque la justicia avanzó con contundencia, para los seres queridos de Zoey, nada fue suficiente. “Me arrebataron el privilegio de ser padre”, declaró Ezekiel Felix, con la voz quebrada. “Saber que no podré ver otro cumpleaños, otra Navidad ni nada parecido”, señaló.
Cherry, de 27 años, vivía con Zoey, su hermana Katie Cain y padre en un campamento para personas sin hogar. Según documentos judiciales, el asesino aprovechó la vulnerabilidad de la niña para perpetrar un crimen que estremeció a todo Kansas.
Cain, hermana mayor de Zoey, no pudo contener el dolor al escuchar la sentencia.
Afuera del tribunal, se quebró emocionalmente al hablar con la prensa, afirmando con firmeza que “la única víctima fue Zoey”, mientras denunciaba el intento de la defensa de humanizar al agresor.
El equipo legal de Cherry argumentó que tanto él como Zoey fueron víctimas de un sistema fallido, destacando su historial en hogares de acogida. Pero para Cain, ese discurso fue un insulto a la memoria de su hermana.
“Le dimos una oportunidad, le dimos luz”, dijo. “Después de un tiempo, todos muestran su verdadera cara”, agregó, al sentirse traicionada por una persona en quien depositaron su confianza.
El asesinato ocurrió el 2 de octubre de 2023. Para entonces, Zoey había sufrido heridas mortales tras ser asfixiada por Cherry con una almohada luego de agresión sexual, según reportes de la policía de Topeka.
De inmediato, la trasladaron al hospital, pero llegó sin vida. La brutalidad del crimen sacudió a la comunidad, que desde entonces exigía reformas urgentes en los servicios sociales y medidas más drásticas para proteger a los niños en situación de calle.
Aunque Cherry permanecerá décadas tras las rejas, el vacío que dejó en la familia de Zoey no tiene sentencia que lo llene. Este caso no solo puso rostro al dolor, sino que desenmascara los «puntos ciegos» de un sistema que, al fallar, permitió el horror.