¿Por qué Venezuela no tendrá representación en el nuevo cónclave para elegir al papa?

Kharelys Mendez
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Tras la muerte de Francisco, la Iglesia Católica se preparará para elegir a un nuevo papa. Sin embargo, en esta ocasión, Venezuela no tendrá representación en el nuevo cónclave.

De acuerdo con la reforma realizada en 1996 de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II, en el cónclave solo pueden participar los cardenales menores de 80 años.

En ese sentido, los dos cardenales venezolanos no podrán votar para elegir al nuevo pontífice.

Vale recordar que Diego Padrón Sánchez, arzobispo emérito de Cumaná, tiene actualmente 85 años, mientras Baltazar Porras Cardozo, arzobispo emérito de Caracas, cumplió 80 años en 2024.

Sin embargo, pueden asistir a las congregaciones generales que son las sesiones diarias a puerta cerrada que se organizan antes de la elección.

Por lo general, la fecha de inicio de cónclave es entre 15 y 20 días después de la muerte del papa, por lo que se espera que a mediados de mayo se realice.

¿CÓMO SERÁ EL CÓNCLAVE PARA ELEGIR AL NUEVO PAPA?

La elección de un nuevo papa da inicio con la llegada de los cardenales a la Capilla Sixtina. Allí, en un ambiente solemne y cargado de historia, ingresan entonando el himno latino Veni Creator Spiritus, invocando la guía del Espíritu Santo. Una vez dentro, el cardenal camarlengo cierra las puertas del recinto con la tradicional frase «Extra omnes», que en latín significa «todos fuera», indicando que comienza el encierro estricto del cónclave.

Acto seguido, cada cardenal realiza un juramento solemne colocando sus manos sobre los Evangelios, comprometiéndose a mantener el más absoluto silencio sobre lo que ocurra en el proceso de elección. En latín, pronuncian: «Et ego… cardinalis… spondeo, voveo ac iuro silentium», que se traduce como «Yo, cardenal…, prometo, me obligo y juro guardar silencio». A esto se añade: «Sic me Deus adiuvet et haec Sancta Dei Evangelia quae manu mea tango» (“Que Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”).

Luego, todos juntos recitan un juramento colectivo en el que se comprometen a seguir fielmente las reglas establecidas en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II. Además, juran elegir al nuevo pontífice con total libertad, sin influencias externas ni presiones políticas, y a mantener el secreto de todo lo que ocurra dentro del cónclave, incluso después de que termine.

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Posteriormente, iniciará la votación. Cada cardenal escribe el nombre de su candidato en una papeleta, la dobla, la levanta para que los demás vean que no la oculta. Después la deposita en una patena, que luego se vacía en una urna. Al acercarse al altar, pronuncian en voz alta: “Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eum eligere, quem secundum Deum iudico eligi debere”. Lo que se traduce a: “Pongo por testigo a Cristo, que me juzgará, que voto por quien, según Dios, considero que debe ser elegido”.

Una vez finalizada la votación, se realiza el escrutinio. Las papeletas son leídas en voz alta y los votos contabilizados por tres cardenales escrutadores. Las papeletas luego son quemadas en una estufa: el humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina indica el resultado. Si es negro, no hay papa. Si es blanco, el mundo tiene nuevo pontífice. Para que haya elección válida, el candidato debe alcanzar una mayoría de dos tercios.

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