La reciente huelga de Starbucks, que concluyó este 24 de diciembre, ha sido la mayor en la historia de los trabajadores sindicalizados de la compañía.
Lo que se sabe es que más de 300 tiendas en diversas ciudades de Estados Unidos participaron en la protesta convocada por Starbucks Workers United.
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Los empleados exigían aumentos salariales y mejores condiciones laborales tras meses de negociaciones fallidas.
Michelle Eisen, barista en Buffalo, Nueva York, y miembro del equipo de negociación del sindicato, declaró a ABC News que «esto es solo el principio».
Según Eisen, los empleados están dispuestos a mantener la presión para lograr mejoras en sus condiciones laborales.
“La empresa debería estar preocupada porque esto es solo el principio”, enfatizó Eisen.
La empresa ofreció un aumento del 1,5 % en los próximos años, pero el sindicato considera esta cifra insuficiente y ha propuesto un aumento inmediato del 64 % en el salario mínimo.
Lo cierto, es que el conflicto laboral entre Starbucks y el sindicato ha persistido sin avances significativos.
Las conversaciones se interrumpieron recientemente debido a diferencias en torno a cuestiones económicas, incluidos los posibles aumentos salariales y otras condiciones laborales.
Starbucks aseguró que el sindicato propuso un aumento global del 77 % durante un contrato de tres años, lo cual consideran insostenible.
La huelga puso fin a un periodo de relativa calma entre Starbucks y el sindicato, que había comenzado en febrero cuando ambas partes acordaron trabajar en un «marco fundamental» para alcanzar un acuerdo colectivo.
Sin embargo, las diferencias económicas llevaron a la interrupción de las negociaciones.
La empresa ha dicho que respetan el derecho de sus empleados a participar en actividades de huelga legales y aprecian a los miles de socios que continúan brindando la experiencia Starbucks a sus clientes.
Ahora, lo que se teme es que en caso de que Starbucks no presente una nueva propuesta, el sindicato podría intensificar sus acciones con huelgas adicionales y otras tácticas de presión, como piquetes y campañas mediáticas.