Filipinas fue escenario de un episodio devastador: el supertifón Ragasa, la tormenta más intensa del año, tocó tierra en el norte del archipiélago con vientos sostenidos de 267 km/h, fuerza equivalente a un huracán de categoría 5.
El impacto fue letal y al menos tres personas murieron, nueve resultaron heridas y cinco permanecen desaparecidas.
Más de 17.500 personas fueron evacuadas por inundaciones y deslizamientos de tierra, según el Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres reseñado por CNN.
ATENCIÓN 🌀
El supertifón de categoría 5 #Ragasa (#NandoPH) moviéndose al WNW en el mar de Filipinas
-Vientos de 270 km/h
-Presión reducida a 911 hPa.
¡Un monstruo!
Rumbo al norte de Filipinas 🇵🇭 y después hacia China 🇨🇳
Vía @zoom_earth pic.twitter.com/wpGWb8eYHl
— Geól. Sergio Almazán (@chematierra) September 21, 2025
La provincia de Cagayán, epicentro del golpe inicial, registró daños masivos en viviendas e infraestructura.
Las imágenes de satélites de JAXA y la NASA, e incluso desde la Estación Espacial Internacional, capturaron la magnitud del sistema, confirmado también por el astronauta japonés Kimiya Yui.
DAÑOS EN EL NORTE DE FILIPINAS
En las islas Babuyan y Calayan, el tifón arrancó techos, tumbó árboles y arrastró embarcaciones hasta la orilla. Un barco pesquero naufragó con 13 tripulantes y apenas seis sobrevivieron, los otros tres fueron hallados sin vida y cuatro siguen desaparecidos.
En Benguet, un deslizamiento de tierra causó una víctima mortal y dejó varios heridos. En total, más de 24.000 personas fueron evacuadas de manera preventiva en Luzón, mientras continuaban las lluvias y las alertas de inundación.
AMENAZA EN EL SUR DE CHINA
Tras abandonar Filipinas, Ragasa se dirigió hacia el sur de China, donde ya pone en vilo a ciudades densamente pobladas como Hong Kong, Macao, Shenzhen y Guangzhou.
En Hong Kong, con 7,5 millones de habitantes, las autoridades decretaron cierre de escuelas, cancelación de vuelos y advirtieron sobre marejadas de hasta cuatro metros, comparables a los supertifones Hato (2017) y Mangkhut (2018), ambos con un alto costo humano y económico.
#China en alerta máxima por supertifón #Ragasa
Las autoridades ordenaron la evacuación de miles de personas en el sur del país y suspendieron clases y actividades económicas. / ml pic.twitter.com/kkX4xQ6lZd
— DW Español (@dw_espanol) September 23, 2025
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En Guangzhou y Shenzhen, las autoridades activaron la alerta roja, paralizaron actividades laborales y ordenaron evacuaciones masivas. La población comenzó a abastecerse de víveres ante el riesgo de una paralización total.
En Taiwán, aunque se redujo la alerta terrestre tras el paso del tifón por el canal de Bashi, se mantienen advertencias marítimas por lluvias intensas en la zona oriental de la isla.
🌀El supertifón Ragasa azota Taiwán: las calles se han convertido en ríos, puentes y autos han sido arrastrados por la corriente. https://t.co/hWn5iRjtzE pic.twitter.com/Zeqe0Ay3jt
— Sepa Más (@Sepa_mass) September 23, 2025
IMPACTO SOCIAL
El paso de Ragasa puso en evidencia la vulnerabilidad de la región frente a fenómenos meteorológicos extremos. En Filipinas, carreteras quedaron bajo el agua y se registraron múltiples deslizamientos. En China, las megaciudades se preparan para un posible colapso de servicios esenciales.
El monitoreo satelital y la rápida difusión de alertas tempranas fueron clave para reducir riesgos, aunque los daños humanos y materiales siguen siendo elevados. El evento confirma la necesidad de infraestructura resiliente, planes de emergencia sólidos y cooperación internacional para enfrentar desastres de esta magnitud.
Ragasa es ya un recordatorio de que los supertifones en el sudeste asiático son cada vez más intensos y frecuentes. Por lo que la preparación constante es vital para proteger a millones de personas.