Miles de feligreses se congregaron este Domingo de Resurrección en el malecón de Puerto Cabello para participar en la misa Bendición del Mar, uno de los actos religiosos más antiguos y significativos del litoral venezolano.
En esta ocasión los devotos celebraron los 163 años de historia de esta misa. La tradición, que tuvo su origen en 1862 durante los tiempos de la Guerra Federal, comenzó como un gesto de protección y esperanza para los pescadores de la región. Según los registros del cronista local Asdrúbal González, los primeros actos incluían un simbólico desfile de antorchas que iluminaban el camino hasta el mar, donde sacerdotes bendecían las aguas y a quienes se ganaban la vida en ellas.
A pesar de que la ceremonia ha evolucionado, sigue sin perder su esencia. El cronograma incluye una eucaristía al aire libre celebrada junto al mar, donde los fieles agradecerán y podrán orar por abundancia y seguridad. Además, recordará el sentido profundo del bautismo cristiano, ese «morir para el mundo y resucitar con Cristo», como explica la Iglesia.
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Decenas de feligreses acudieron a la Misa de Bendición del Mar, una tradición que arriba a sus 163 años, para conmemorar la resurrección de Jesús y bendecir las aguas de las costas, así como a los hombres y mujeres trabajadores del mar.… pic.twitter.com/Npf6FJxo3P
— Reporte Ya (@ReporteYa) April 20, 2025
En Puerto Cabello, la jornada comenzó al alba, con el sonar de las campanas. Los devotos se acercaron en silencio, muchos con velas y rosarios, para ser parte de la misa en la marina. Según la tradición, al finalizar, el sacerdote o arzobispo da la bendición de las aguas, y decenas de pescadores y lancheros se lanzan al mar, rodeados por el sonido de las sirenas y los aplausos de la comunidad. Mientras tanto, está previsto que en tierra, se lleve a cabo un show con fuegos artificiales.
Esta muestra de fe también se replica en otras regiones costeras del país como La Guaira, Nueva Esparta y Ocumare de la Costa, donde cada comunidad adapta el ritual a su geografía y costumbres. En La Guaira, por ejemplo, la misa se realiza con la caída del sol, en un acto que mezcla devoción, tradición y sentido de pertenencia.