Dos veces al año, la ciudad de Nueva York (EEUU) se convierte en el escenario de un fenómeno astronómico que deja sin aliento a residentes y turistas: el Manhattanhenge.
Este evento ocurre cuando el sol poniente se alinea perfectamente con la cuadrícula de calles de Manhattan, creando una vista espectacular enmarcada por los rascacielos de la ciudad.
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La combinación de arquitectura y naturaleza genera un espectáculo visual único, convirtiéndolo en uno de los momentos más esperados por fotógrafos y amantes de la astronomía.
De acuerdo con las autoridades competentes, el primer Manhattanhenge de este año tendrá lugar el 28 de mayo a las 20:13 horas, seguido de una ligera variación el 29 de mayo a las 20:12 horas.
Posteriormente, el fenómeno se repetirá los días 11 y 12 de julio, ofreciendo otra oportunidad para presenciar este espectáculo. Aunque el evento no coincide con el solsticio de verano, que este año será el 20 de junio, ocurre aproximadamente tres semanas antes y tres semanas después de esta fecha.
El término Manhattanhenge fue acuñado en 1997 por el astrofísico Neil deGrasse Tyson, quien se inspiró en el famoso monumento de Stonehenge en Inglaterra.
En Stonehenge, los rayos solares atraviesan el círculo de piedras durante el solsticio. Tyson encontró una similitud en la forma en que el sol se alinea con los edificios de Manhattan.
Sin embargo, a diferencia de los constructores neolíticos de Stonehenge, los urbanistas de Nueva York no planearon este alineamiento solar. Se trata de una coincidencia derivada de la orientación de las calles.
Para disfrutar del Manhattanhenge en su máximo esplendor, los mejores puntos de observación incluyen la 42nd Street, 34th Street y 14th Street. En esas calles, la alineación del sol con el horizonte urbano ofrece vistas particularmente impresionantes.
Es recomendable llegar temprano para asegurar un buen lugar y verificar las condiciones climáticas, ya que los días nublados pueden afectar la visibilidad del fenómeno.
Este evento no solo es un deleite visual. También un recordatorio de cómo los entornos urbanos pueden interactuar de manera inesperada con los ciclos naturales.
Además, otras ciudades como Chicago y Baltimore tienen su propia versión del Manhattanhenge. Allí también el sol se alinea con sus calles en diferentes épocas del año.