El miedo no es tan malo … ¡Acéptalo! Pero … ¡Aprende a sacudírtelo!

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Por Caraota Digital 6 Min de Lectura
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Por María Laura García

Los expertos nos repiten una y otra vez que no silenciemos el miedo, pero que tampoco lo agrandemos tanto como para que no nos inhabilite hasta el punto de detenernos por completo, pero supongo que, a Uds., como a mí, nos sobreviene la inquietud ¿Cómo lo logro ante el mal, las amenazas y la falta de protección ante ese mundo de tinieblas que, ciertamente existe desde el comienzo de los tiempos, de cuando en cuando, en distintos puntos del orbe?

Habrás leído y escuchado repetidamente en los últimos tiempos, incluso más, de la pandemia para acá, que la función del miedo es mantenernos con vida; porque orgánicamente inician en el cuerpo una serie de cambios fisiológicos que nos ayudan a sobrevivir en situaciones extremas: aumenta la adrenalina, la tensión muscular, las pulsaciones, la presión arterial y se activa el sistema inmune, para prepararnos físicamente para huir o defendernos.

Ahora bien, eso aplica si hacemos algo para enfrentar aquello que nos causa temor, manteniéndonos a salvo, pero mientras no hagamos algo, es decir, mientras no accionemos, ese miedo lo único que hará es enfermarnos (por otra cantidad de mecanismos), por tanto, en mi humilde opinión, cuando experimentemos miedo, para mitigarlo, debemos actuar, movernos, ya sea para enfrentar el mal o para hacer cosas útiles que nos permitan seguir en la vida.

Considera lo siguiente, el miedo vela por nuestra supervivencia, aunque le importa un comino nuestra realización como seres humanos, por tanto, si deseamos avanzar, debemos actuar y no es hacerlo por hacerlo, es utilizar esa energía que proviene del estrés para con la cabeza fría, diseñar un plan de acción y seguir, aportando a nuestras vidas y al país. Venezuela nos necesita e insisto: “el miedo desea que sobrevivas, pero NO le importa tu felicidad; así que allí debes poner tu FOCO”.

¿Has pensado que el miedo prefiere que te quedes en casa a que salgas a la calle? Si, el miedo te pondrá en la cabeza, es que si sales te puede chocar un carro, o te pueden asaltar o te va detener o secuestrar la policía porque por confusión creyeron que cometiste el delito de pensar distinto o robar.

El miedo siempre va a querer que NO intentes nada nuevo, porque te lleva a pensar que todo siempre saldrá mal. El miedo generalmente te pondrá en una posición de “riesgo nulo”, es decir, “supervivencia asegurada”.

¡Cuidado! Con esto no quiero decir, que el miedo no debe ser escuchado. ¿Por qué? Porque puede advertirnos que debemos analizar todos los riesgos para evaluar cuáles podemos enfrentar y cuáles no; y cómo hacerlo de la mejor manera. A partir de él siempre piensa ¿De qué trata de protegerme? Si lo escuchamos convenientemente, el miedo nos puede dar pautas muy valiosas y necesarias. El miedo quiere nuestra supervivencia, aunque a veces nos pinta un mundo apocalíptico. Pregúntate ¿Qué es lo peor que puede suceder si tomo esta decisión? Si puedes con el resultado échale pichón.

Por otra parte, también puedes platearte, de que manera puedes accionar con mayor seguridad, si sopesas todos los escenarios posibles. Tu objetivo debe ser el hacer lo necesario para que lo deseado suceda.

Piensa qué necesitas ejecutar para disminuir las probabilidades de fracaso.

También pregúntate: “¿Qué es lo mejor que me puede pasar si hago esto?”. Empodérate con este pensamiento que leí recientemente: “El miedo no se vence. El miedo se utiliza para vencer”.

Para finalizar, les comparto, estos extractos de escritos de otras personas que han reflexionado sobre el miedo, en países don escasea la libertad:

“El miedo enajena a la persona, que pierde su capacidad de raciocinio y solo piensa en eludir el ataque, en sobrevivir, en que desaparezca el monstruo. Ese miedo es la clave para secuestrar la libertad y la soberanía del individuo, que se despoja de ellas para entregárselas” al que le prometió mentirosamente salvarlo o al que lo oprime.

“Por eso los que buscan el mando avivan el temor, esa emoción básica, primitiva, que es más fácil de aumentar cuanto más tenemos, cuando nuestra vida es más cómoda, en ese momento, en que históricamente, y en términos generales, somos menos capaces de valernos por nosotros mismos.” Porque los que no tienen nada que perder, solo la vida, quizás temen menos.

«Una población henchida de miedo legitima la ingeniería social y política, del autoritarismo». (las negrillas son mías, no del autor, Ignacio Aréchaga).

Finalizo con Jünger: “el hombre libre es aquel que se ríe de los peligros imaginarios vendidos por el que ansía el poder de manejar al prójimo”.

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