Una maestra del centro de California (EEUU) murió de rabia, después de ser mordida por un murciélago, en uno de los salones de clases donde laboraba.
De acuerdo con las autoridades, la víctima fue identificada como Leah Seneng, de 60 años.
LEA TAMBIÉN: ENCIENDEN ALARMAS SANITARIAS POR CASO DE MURCIÉLAGO INFECTADO CON RABIA EN EEUU
Lo que se precisó, es que murió el pasado 22 de noviembre después de que el animal la mordiera en su salón de clases en Bryant Middle School —en Dos Palos, en el condado de Merced—el 14 de octubre. Así lo precisó este martes a NBC News Laura Splotch, una amiga y portavoz de la familia de la víctima.
Seneng, una profesora de arte, vio al murciélago en su aula y no pensó dos veces en ayudarlo a seguir su camino, dijo Splotch
«Lo encontró en su aula antes de que empezaran las clases y, como es una persona de buen corazón, no quería hacerle daño a ningún animal. Así que lo recogió y lo llevó afuera. Y entonces pensó que la había arañado y luego se fue volando», agregó.
Incluso, cuando Seneng sintió un ligero pinchazo del murciélago, no pensó que podría haber sido mordida y contagiada con una enfermedad mortal, resaltó Splotch.
Aunque ver un murciélago en un espacio interior no es algo raro en esa parte de la California rural, la portavoz de Salud Pública del Condado de Merced, Megan Black, instó a tener precaución cuando las personas entren en contacto cercano con uno.
La rabia es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad, su conocimiento se remonta aproximadamente a unos 4.000 mil años A.C.
En sus inicios, la rabia se limitaba a especies silvestres como zorros, lobos, mapaches y tejones. Sin embargo, a medida que estos animales se desplazaban y transmitían el virus, la enfermedad se propagó a nivel mundial.
Con el tiempo, la rabia llegó a las especies domésticas, estableciendo un contacto más cercano con los humanos y aumentando así el riesgo de transmisión.
La principal forma en que la rabia se transmite de animales a humanos es a través de mordidas. Las mordeduras de murciélagos, por ser tan pequeñas, pueden pasar desapercibidas. En casos excepcionales, el virus puede ingresar al cuerpo a través de mucosas o heridas abiertas al entrar en contacto con un animal infectado.